A 37 años de la inclusión del Centro Histórico de Puebla en la lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), es necesario reflexionar en torno al camino que debe seguir una urbe como esta, próxima a cumplir 500 años de fundación.
La historiadora Rosalva Loreto López apunta que si bien es un honor que ostenta la ciudad, la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) es un nuevo agente que debe hacer propuestas que hagan que Puebla una ciudad digna y prevenga ese “turismo extractivista” que asedia a ciudades como esta, mismas que aras de generar altas derramas económicas se convirtieron en “falsificaciones” que suplieron el valor histórico de las propias urbes y sus habitantes, convirtiéndose en los llamados “pueblos mágicos”.
Ese “turismo extractivista”, refiere la actual directora de Patrimonio Histórico Universitario de la UAP, ha forzado la conversión de ciudades habitables en una industria que genera gentrificación, es decir, en una dinámica que a corto o a largo plazo genera la expulsión de los habitantes y vecinos originarios que tenían comercios, servicios y casas habitación, y en cierta medida eran autosustentables.
Durante una entrevista menciona que como se apunta en el libro Fundación y gentrificación en los márgenes del río San Francisco. Puebla, siglos XVI- XXI, coordinado por Francisco Cervantes Bello, la gentrificación “se basa en la expulsión y la especulación mercantil sobre las valoraciones de modos de vida”.
Como ejemplo, Loreto López revisa casos como el de París, la capital francesa, donde sus pobladores, como protesta, dejaron de recoger la basura haciendo que los turistas caminaran sobre ella o la empujaran para irse abriendo paso; o en Barcelona, ciudad española que atraviesa oleadas de personas que llegan a ella, con una visión que está centrada y privilegia al turismo y no a los propios; o el caso de Praga, donde hay constantes protestas de vecinos por el asedio turístico.
“Este modelo turístico excluye, gentrifica, cambia de uso y sobre todo extrae recursos que proporcionaban sustentabilidad a estos ecosistemas urbanos”, afirma la miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología nivel III.
Por tanto, considera que es importante encontrar los caminos que permitan un equilibro entre los turistas y quienes habitan las ciudades. Apunta que uno de estos caminos, en el caso de Puebla y sus seis kilómetros cuadrados que incluyen la traza poligonal, la posibilidad es crear micro espacios que puedan permitir la convivencia con los habitantes originarios.
En ese sentido, recordó que, en 2023, en el marco del primer simposio internacional Reflexiones y alcances a 35 años de la declaración de Puebla Ciudad Patrimonio de la Humanidad, celebrado en la propia UAP, se congregaron especialistas de varias disciplinas para reflexionar sobre la aparición nuevos actores en la toma de decisiones sobre la conservación de estas ciudades patrimonio.
“Estos nuevos actores son las universidades, que hacen barrio, que arraigan, que generan cultura y que pueden convivir de manera intermitente con los habitantes originarios”, asevera Rosalva Loreto, pues las universidades detienen el proceso de gentrificación, evitan la expulsión de los habitantes originarios y continúan con la vocación original y la habitabilidad, a la par de que evitan la comercialización; de paso, resalta que la creación del Barrio Histórico Universitario es una alternativa a esta problemática.
Como ejemplo de estos microespacios, refiere, es la Calle 3 Oriente en donde está la facultad de Filosofía y Letras, así como la 4 Oriente, con la preparatoria Zapata, en donde se combinan los movimientos de los estudiantes con los movimientos sociales, generando cultura.
“Asignar a determinadas unidades espaciales la función educativa es una de las alternativas más importantes y las universidades son los actores, somos el ejemplo de lo que sí se puede hacer”, acota la autora del libro Los conventos femeninos y el mundo urbano en la Puebla de los Ángeles del siglo XVIII.
Opina que, frente al abandono, los derrumbes, el robo sistemático de los elementos decorativos de los edificios –como lozas, azulejos y rejas -, así como la construcción de obras que rebasan la altura permitida, son factores que llevan a pensar en que no se puede ser “tan hermético” y es necesario pensar en “las adecuaciones, pues el ecosistema urbano requiere una coevolución con los habitantes”.
No obstante, asevera, esta debe ser respetuosa. “Si se quiere extraer más recursos en un espacio tan delimitado se hará un efecto dominó, porque de alguna forma se requieren más recursos: más agua, más tratamiento para los desechos, más movilidad. Es una problemática que debe ser puesta en la mesa, que las universidades deben de tomar en cuenta y hacer propuestas que hagan del ecosistema urbano y del paisaje urbano, uno sustentable y amigable”.
De paso, la investigadora y académica recordó que el Premio Campus Patrimonio entregado en 2023 por la Universidad de Alcalá en España, a la BUAP al reconocer la conservación y restauración de sus campus y edificios históricos. El premio obtenido en 2024 en Alcalá de Henares hace de Puebla una ciudad que “tiene mucho que mostrar y demostrar”, manda el mensaje que la universidad tiene la capacidad de entender que la creación de unidades educativas puede convivir de forma armoniosa con habitantes de ciertos nodos.
“Es un ejemplo de sociología, de historia urbana, de territorialización, pues durante casi 500 años ha podido sobrevivir ahí, pero cada gobierno tiene una idea distinta, como repoblar, redecorar, o hacer barrios mágicos, que sólo llevan a inventar la historia, cuando esta no se inventa sino que se construye”, asevera como miembro del Comité Defensor del Patrimonio Historio y cultural de Puebla, A.C.
Rosalva Loreto concluye que, hacia los 500 años de la fundación de la ciudad, hecho ocurrido el 16 de abril de 1531, es necesario poner en la mesa la preocupación de tomar en consideración a los artífices de la ciudad, al costo ambiental actual y a la creación de un ecosistema urbano especial, que era más equilibrado hasta hace 100 años.
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