Casi 50 por ciento del territorio mexicano es desierto pese a que no se perciba así; están el desierto de Sonora, el de Chihuahua y el tropical de la Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán, cada uno con sus grandes particularidades, sus coincidencias y sus endemismos. Una muestra de esa riqueza es la exposición Frontera. Desierto y movimiento que abrió de manera virtual en fronteraexpo.com, y en la que conviven dos disciplinas: la fotografía y la gráfica, tal y como cactáceas, aves, mamíferos, roedores, peces y anfibios están en el desierto: de manera armónica.
La exhibición virtual fue organizada en el marco del festival Alas sobre rieles que en su segunda edición lleva por tema Entre desiertos de norte a sur, y es organizado por el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM) en conjunto con el Jardín Etnobotánico Francisco Peláez Roldán, la Fundación Dejando Huella, Naturailesa, Muna arquitectura, el Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) y el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSYH) Alfonso Vélez Pliego, ambos de la UAP.
Uno de los curadores Miguel Ángel Méndez Zapata -quien trabajó al lado de Alfredo Juárez Aparicio-, señaló que la muestra Frontera. Desierto y movimiento es una manera de introducir al espectador a una reflexión: a la forma en que el hombre cohabita con los desiertos.
Lo anterior, dijo durante una inauguración también virtual, porque los desiertos suelen ser unos ecosistemas que se piensan alejados de las ciudades, como sucede en Puebla pese a que en su geografía posee parte de la Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán.
“Trabajamos el desierto a partir del arte y estas dos técnicas, la gráfica y la fotografía, que son un buen modo para presentar estos dos universos que estaban en constante llamado a la preservación”, dijo el curador.
Señaló que el primer reto fue el organizar una exposición virtual como esta, pues si en una galería hay una curaduría con una narrativa lineal, en el internet el visitante consume de manera rápida las imágenes y no hay pausas para apreciar los contenidos.
Por tanto, Méndez Zapata refirió que en Frontera. Desierto y movimiento, el visitante de la página se encontrará ante una experiencia inmersiva y sencilla, fácil de entender que en lugar de dar información de primera mano hay un proceso para desentrañar las imágenes.
De manera técnica, explicó que al lado de Hierson Rojas y Nicholas Price, hicieron una maquetación que intercala una fotografía y un grabado, en un sistema de barras que va llevando a apreciar cada técnica.
“Es un ritmo de la barra que va cambiando de técnica: de fotografía a grabado y viceversa, pues la excusa de hablar del desierto, hacer una pausa. Se trata de generar gestos y sensaciones de pequeñas pausas en una colección pequeña de apenas 20 trabajos, que esta curada para que no se sature de material sino para apreciar el detalle, la escala, la panorámica de alto detalle en la fotografía y el pequeño detalle en el grabado, que juega un papel para hablar de lo natural e introducir conceptos como lo político, éste último referente a la preservación”, dijo el curador Miguel Ángel Méndez.
En ese sentido, el grabador poblano Mario Martínez mencionó que en Frontera… se integra la carpeta gráfica Centzon Huitznáhuac con el trabajo de 10 grabadores de Puebla, Tlaxcala y Guanajuato: A. Soto, Enrique Pérez, Francisco Villanueva, Fredy Heliosa, Herroo, Kaoz, Noemí López, Roberto Rodríguez, Sandra Díaz y el propio Martínez.
Relató que dicha carpeta se gestó a partir de charlas que tuvieron algunos artistas de la disciplina durante su participación en el Festival Internacional Cervantino, donde expusieron las problemáticas y la falta de información sobre los desiertos, particularmente sobre las cactáceas y el saqueo de estas plantas milenarias.
“En Guanajuato nos organizamos y decidimos hacer algo que nos llevó a hacer una carpeta de estampas de 15 por 20 centímetros, con 20 artistas de Guanajuato, Puebla y Tlaxcala. (Para la exposición presentamos) una selección con 10 piezas que cumplieran el lenguaje”, indicó.
Agregó que la convocatoria fue lanzada por el Taller Grieta Negra, de Puebla; Corazón parlante, de Guanajuato, y el Tebac, de Tlaxcala. Distinguió que, en comparación con otras, la carpeta Centzon Huitznáhuac destaca porque contiene piezas con variedad de técnicas, a la par de que es un “grito de denuncia” sobre la fragilidad del ecosistema y de las cactáceas, consideradas plantas sagradas por los pueblos indígenas, por su periodo de vida que es más largo que el del ser humano, siendo así una metáfora de la vida misma.
Por su parte, el fotógrafo Erik Gómez Tochimani presenta tan sólo un parte de su labor de seis años de fotografiar la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, y sus 714 mil 556 hectáreas que conoce.
“Forman parte de un proyecto todavía no terminado, con tomas aéreas, nocturnas, sobre la fauna y el paisaje. Ha sido complicado porque el desierto de Sonora es difícil por sus temperaturas: de 45 grados o más de 50 grados en sus dunas, que pueden llegar a ser de 70”, relató en la charla.
Dijo que en la reserva se encuentran más de 540 especies de plantas vasculares, unas 200 aves, más 40 reptiles y anfibios, además de peces de agua dulce que conviven en un espacio tan complicado como lo es el desierto.
De paso, confió Gómez Tochimani, su trabajo y la exposición en sí misma, son una manera de hacer conciencia no solo en torno al desierto, sino a la forma en cómo los artistas “sacan provecho” de espacios como estos, sin devolver algo a cambio.
“En épocas de pandemia hay que concientizar sobre lo que es el ser humano en el vasto universo. Lo pequeños que somos. Lo que creemos ser y no lo somos. Somos un grano de arena en el vasto desierto del universo, como dijo Carl Sagan”, confió el fotógrafo.
La exposición la exposición Frontera. Desierto y movimiento coordinada por el MNFM estará vigente hasta el 31 de julio 2020 en el sitio electrónico fronteraexpo.com