Más allá del beneficio que supone la oferta educativa de Ciudad Universitaria 2 , el Ecocampus de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) ya ha brindado sus primeros frutos de impacto social, pues el biodiesel producido por investigadores del Instituto de Ciencias (ICUAP), mediante un proceso que utiliza aceite vegetal desechado y energía solar, ya está siendo usado por flotillas de pipas y camiones de empresarios poblanos, quienes, además, logran ahorros de hasta 30 por ciento en sus cargas.
El energético cumple con las modificaciones anunciadas en 2016 por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), con la aplicación de la normativa oficial (NOM-044-2017) que establece límites máximos de emisiones, la implementación de nuevas tecnologías y el mejoramiento en la calidad del combustible -diésel.
La dependencia federal reconoce cuatro principales fuentes de contaminación atmosférica, de las cuales la emanación de gases tóxicos generada por todas las formas de transporte representa 80 por ciento del total; es por eso que los biocombustibles son en la actualidad una urgencia y una fuente potencial de energía renovable.
La normatividad, señala que los motores nuevos a diésel y los vehículos pesados que se incorporen a la circulación en el territorio nacional deberán contar con tecnologías más eficientes y menos contaminantes que las actuales.
La transferencia tecnológica permite que los descubrimientos científicos de las universidades lleguen a los usuarios públicos y privados, con el objetivo de aplicar el conocimiento en productos y servicios que resuelvan un problemas reales. Una muestra de este proceso colaborativo es el Biodiésel BUAP, que ya consumen usuarios externos, quienes validan su calidad y eficacia.
Este es el caso de Ángel Ortiz Selma, quien ya lo utiliza en sus camiones de carga y pipas. Al respecto, el empresario comentó: “el producto es bueno, mejor que otros biocombustibles que he probado, tiene mayor lubricación. Es de muy buena calidad, se ve más claro, porque otros vienen turbios o con más humedad, y el de la BUAP, no. La verdad no me arrepiento, estoy muy satisfecho. Si me siguen vendiendo, sigo comprando”.
Una ventaja del Biodiesel de la BUAP es el precio, que es 30 por ciento más barato que los comerciales. Adicionalmente, su fabricación es totalmente ecológica, gracias a un proceso innovador patentado, que fue desarrollado en el Laboratorio de Catálisis y Energía del Instituto de Ciencias, por la doctora Griselda Corro Hernández y su equipo.
El proceso
Para la producción del biocombustible, la doctora Corro Hernández utiliza aceite reciclado que desechan en restaurantes o lugares donde se hacen frituras. En cuanto al procedimiento, la investigadora reconoce que desde hace muchos años se sabe que un combustible se puede producir con un aceite; sin embargo, la innovación de su técnica consiste en el proceso fotoactivo: es decir, no usa electricidad para los métodos de reacción, sino energía solar.
“Cambiamos los métodos de reacción, usando procesos fotoactivos que sí nos dan la originalidad. Esto nos ha permitido sacar cinco publicaciones internacionales indizadas y experimentar con otros métodos que han derivado en 14 solicitudes de patente”, refiere en entrevista.
Su producción representa además de un beneficio ecológico, un ahorro en su producción por el uso de energía solar y por la materia prima, además de que su proceso fotolítico se lleva a cabo mediante catalizadores que se produjeron en este laboratorio del ICUAP.
En cuanto al proceso de fabricación, Corro Hernández explica que primero se tiene que limpiar el aceite de desecho con un proceso de filtrado y lavado, a fin de eliminar las impurezas para después hacer la reacción de transformación de los triglicéridos hacia los metil ésteres que también son purificados y secados.
Posteriormente se elimina el metanol de la mezcla, además del agua, para que una vez que se tenga el producto o biodiésel, se someta a un análisis de pureza de acuerdo con normas internacionales que aseguren su uso eficaz y garanticen que no causará daños en el motor.
“La idea es brindar alternativas al desabasto de combustibles fósiles, pero sobre todo contribuir a los problemas de contaminación. Se trata de un proceso muy noble que ayudará al medio ambiente, a las especies y por supuesto al ser humano”.
Si bien el biodiésel es una alternativa a los combustibles fósiles, en su producción se emplea electricidad para lograr altas temperaturas por largos periodos y así transformar los aceites en el producto final. No obstante, en el proceso de elaboración del Biodiésel BUAP se usa la radiación solar como fuente de energía para activar catalizadores creados por la investigadora. Es decir, se trata de un sistema único en el mundo que no requiere de electricidad.
Para fabricar el biodiésel se instaló una planta piloto, como parte del proyecto Conacyt-Sener 250014, ubicada en el Ecocampus Valsequillo, donde un reactor produce diariamente de 200 a 500 litros del combustible. Para obtenerlo, la proporción aproximada es: con 10 litros de aceite vegetal desechado en las cocinas, se pueden generar 10.5 litros de biodiésel.
La novedad de la investigación estriba en aplicar esa electricidad a un proceso electrocatalítico, para producir biodiesel sin inversión o gasto en energía eléctrica. Lo anterior fue posible gracias a que en el Laboratorio de Catálisis y Energía del ICUAP se desarrollan catalizadores, es decir, materiales para acelerar procesos químicos que son activados únicamente con energía solar.
Los resultados se aprecian directamente en los costos de producción del biodiesel: dos pesos por litro, en comparación con otros laboratorios donde se produce a 16 pesos por litro.
La doctora Griselda Corro explicó que una vez obtenido el biocombustible, se somete a un análisis de pureza, de acuerdo con normas internacionales, a fin de garantizar que no causará daños al motor.
Nuevos usos con un mayor impacto ambiental
Biodiésel BUAP también puede ser empleado en los generadores de electricidad que sirven para cargar baterías de autos eléctricos.
En el país, casi 80 por ciento de la población vive en zonas urbanas, donde el congestionamiento vehicular y los altos niveles de contaminación del aire son una constante. México adquirió el compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, generados por el transporte, en 21 por ciento para el año 2030.
Para atender este compromiso se requieren soluciones multifactoriales, como el cambio de autos de combustión fósil por eléctricos, con la idea de reducir los gases contaminantes.
Las baterías de los vehículos eléctricos son acumuladores de electricidad recargable que alimentan sus motores. De ahí que, Biodiésel BUAP sea una alternativa de combustible para los generadores de electricidad, lo que se traducirá en un beneficio ambiental.
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