El decano del Departamento de Agentes Biológicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), colaborador de La Jornada de Oriente y autoridad en materia de parasitología y malaria, Antonio Cruz López, falleció la noche de este domingo 23 de julio a los 79 años de edad, debido a complicaciones en su salud por diabetes e hipertensión.
Cruz López fue investigador, maestro, articulista y colaborador de las Campañas de Alfabetización del Centro Universitario de Capacitación Social (CUPS) de la UAP; además, fundó el Proyecto de Salud Ambiental y Humana (Prosah), a través del cual pasantes de diferentes facultades realizaban trabajo de campo para enfrentar al enfermo en su entorno.
En 2013, el ayuntamiento de Puebla le entregó el Premio Anual en Salud, y un año después se instituyó el Primer Congreso de Promoción a la Salud y Epidemiología “Dr. Antonio Cruz López”.
La máxima casa de estudios dedicó en abril de 2014 una entrevista de semblanza al también colaborador de La Jornada de Oriente por sus 38 años al frente de las aulas, desde donde formó a diversas generaciones de médicos en la universidad pública.
Desde uno de los salones donde impartía cátedra, Antonio Cruz relató que sus padres fueron parte de la primera generación de médicos rurales, una de las funciones que desempeñaban entonces los maestros rurales, en el municipio de Xayacatlán de Bravo.
“Gracias a ello, mi primer pensamiento fue que yo debía ser médico”, narró el galeno, quien era conocido por su buen sentido del humor.
Pese a la cercanía a la medicina heredada de sus padres, Cruz López afirmó que dos enfrentamientos con la muerte durante su infancia fueron los catalizadores de su interés por salvar vidas.
El primero tuvo que ver en el sur de Puebla, donde vivía. “Mi papá era respetado por su autoridad. Un día fue llamado por el presidente municipal del pueblo, quien le explicó que habían matado a unas personas. Yo acompañé a mi papá como de costumbre y, una vez en el lugar, me subí a un camión de redilas y vi los cuerpos. Entonces me pregunté ¿por qué no los curaron?”.
Años más tarde, contó que en la escuela primaria volvió a toparse con el mismo impulso de salvar vidas al asistir a una función de circo que incluía el entierro de un hombre vivo durante 24 horas.
A partir de entonces consideró que se instaló en él la idea de que quería curar y salvar vidas.
Finalmente, el parasitólogo ingresó en su juventud a la Facultad de Medicina de la UAP, ubicada entonces en el edificio Carolino.
Ahí destacó que tuvo la oportunidad de conocer a Horacio, un amigo quien lo invitó a tomar lecciones con su padre sobre un misterioso tema que les “serviría para curar enfermedades”: la hipnosis.
Con los años y el constante estudio, Antonio Cruz dijo que logró curar el asma de una persona allegada a su familia, por lo que continuó ejerciendo dicha práctica e incluso lo llevó a escribir su tesis basándose en 20 casos de hipnosis.
En el área de urgencias, informó que comprendió el sentir de los pacientes en diversas situaciones de dolor. Gracias a esta empatía desarrolló un efectivo método para aliviar ciertas dolencias que consistía en no recetar fármacos.
“El tratamiento no siempre es un fármaco, se puede aliviar cambiando una serie de conductas. Incluso cuando el médico tiene buena conducción y comprende al paciente este inmediatamente se siente bien, sin necesidad de una receta”, relató esa ocasión.
Desarrolla decálogo de enfermedades causadas por parásitos comunes
En la década de 1970, el especialista comentó que fue invitado por su hermano a dar clases de Microbiología y Parasitología en la UAP, inclinándose en la segunda especialidad.
En la entrevista que dedicó la UAP se plasmó que a pesar de su nula experiencia en la docencia, su habilidad verbal y autodidacta hizo del doctor Cruz uno de los profesores más solicitados de la Facultad de Medicina.
Fue entonces que entre las particularidades de su método de enseñanza desarrolló una especie de diario o decálogo que incluyó las enfermedades causadas por los parásitos más comunes, su clasificación, diagnóstico e incluso curiosos dibujos realizados por él mismo de los parásitos que las causan.
Durante cuatro décadas Antonio Cruz recalcó a sus alumnos de la Facultad de Medicina el interés por el trato humano, dedicación y empatía que deben tener hacia todas las personas que se ven en la necesidad de acudir al médico.
En una de las entrevistas concedidas a esta casa editorial, el parasitólogo afirmó que “un médico bueno será el que conozca a fondo los agentes de la enfermedad infecciosa”, al señalar la importancia de la epidemiología en la formación de los futuros galenos.
En ese sentido, consideró que “la formación de los jóvenes debería ser más lenta en analizar los por qués de las enfermedades. Virus, bacterias, parásitos, protozoarios, artrópodos y hongos; cada cosa por separada y bien estudiada”.
Afirmó que las enfermedades infecciosas son y serán el pan de cada día, así que todos los buenos médicos debieran ser epidemiólogos.
Por último, a los estudiantes de Medicina les recomendó siempre leer los periódicos para saber qué ocurre en materia de salud y poder comunicar qué es lo que pasa.