Por la continua actividad eruptiva sobre los hielos y el cambio climático, el volcán Popocatépetl extinguió su glaciar, considerado como la “gran fábrica” de agua del valle de Puebla y Tlaxcala, informó el director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Hugo Delgado Granados.
En un amplio reportaje publicado en la gaceta del 30 de enero de 2020 de la máxima casa de estudios, el científico expuso que después de un sistemático proceso de vigilancia y evaluación sobre los glaciares mexicanos, los científicos del país dieron por extinto el glaciar del Popocatépetl.
Delgado Granados explicó que el origen de tan singular suceso se debe a los efectos que tuvo la erupción del volcán a partir de 1994 con el lanzamiento de materiales calientes, conocidos como proyectiles balísticos, y la caída de ceniza que se extiende sobre la superficie de nieve y hielo glaciar, causando el deshielo.
“Cuando la nieve recién caída se cubre de ceniza y ésta por el color, más que por su temperatura, recibe la radiación solar, se calienta y no permite que el glaciar se alimente, aunque se ubique en la altitud potencial para formar glaciares. De modo que la erupción del volcán, entre otros factores, hizo que se extinguiera. Hay hielo, pero son remanentes”, afirmó.
Dijo que los cientos de glaciares del planeta tienen su origen en las temperaturas suficientemente bajas para que el agua permanezca en estado sólido, como nieve o hielo.
Expuso que un glaciar es toda aquella masa de hielo que tiene una serie de características, principalmente una dinámica que incluye movimiento desde la altura hacia niveles más bajos y un régimen de pérdida y ganancia, como es la precipitación sólida de nieve, granizo y ventisca.
En México solo quedan dos glaciares
En México, Hugo Delgado destacó que las temperaturas que favorecen la permanencia del hielo aparecen alrededor de los 5 mil 200 metros de altura. Esto significa que en cualquier montaña a esa latitud, donde hay precipitación pluvial puede encontrarse un glaciar.
El académico mencionó que las cumbres de tres montañas del territorio mexicano alcanzan más de 5 mil 200 metros. Se trata de los volcanes Iztaccíhuatl (Mujer dormida), Popocatépetl (Cerro que humea) y Citlaltépetl (Cerro de la estrella o Pico de Orizaba).
Entre los beneficios que aportan estas masas de hielo enfatizó que son tan evidentes que a veces pasan inadvertidas, como la creación de cuerpos de agua en forma sólida, pero que en época de secas se funden por efecto del clima y aportan agua a las escorrentías sobre cuencas que irrigan.
También mencionó que estos glaciares aportan grandes volúmenes de líquido a los mantos acuíferos. De manera que si desaparecen los glaciares, simple y sencillamente disminuyen los flujos y no hay agua.
El titular del Instituto de Geofísica de la UNAM informó que de los tres volcanes en México que superan la altura de los 5 mil 200 metros para obtener hielo, sin embargo, alertó que le queda poca vida al Iztaccíhuatl y al Citlaltépetl.
En el caso del Iztaccíhuatl, dio a conocer que su altura de 5 mil 240 metros es poco favorable para conservar hielo, aunque aún se cuentan cinco zonas glaciares, una en el pecho, otra en la panza, y tres en el suroriente, comparadas con los 11 que llegó a tener hace tiempo, prácticamente ha desaparecido gran cantidad de hielo y está en una situación vulnerable.
“En cualquier momento el hielo remanente puede deshacerse; está cerca del límite”, advirtió el experto.
Sobre el Popocatépetl, informó que es un volcán situado a 5 mil 420 metros, es decir, tiene 220 metros más arriba que el Iztaccíhuatl. En esta altitud dijo que deberían prevalecer glaciares, pero debido a su actividad eruptiva se extinguieron.
Del Citlaltépetl o Pico de Orizaba refirió que es una montaña de 5 mil 670 m de altitud, con un sistema glacial que ha venido retrocediendo de manera paulatina, aunque significativa.
Hugo Delgado afirmó que este último volcán tiene la mayor probabilidad de sobrevivir un tiempo más, bajo un pronóstico reservado, pues ha venido cambiando el clima global.
“Se piensa que puede permanecer dos o tres décadas más”, consideró.
En general, añadió, los glaciares pueden compararse con instrumentos altamente sensibles.
“Si la temperatura ambiente global en el planeta disminuye, aquéllos crecen; pero si por el contrario aumenta, los hace desaparecer. En el contexto mundial, está ocurriendo”, señaló.
El cambio climático en los glaciares mexicanos es irreversible
Delgado Granados expuso que en los últimos 2 millones de años el planeta experimentó cuatro glaciaciones importantes en México, cuando concluyó la última, alrededor de 10 mil años atrás, había glaciares en el Ajusco, en las sierras de Las cruces y la Nevada.
Sin embargo, el investigador indicó que los hielos se fundieron y dieron origen al sistema lacustre que encontraron los antiguos mexicanos: en el centro de la Cuenca del Valle de México, en Texcoco y Xochimilco, irrigados por aguas que provenían de los glaciares.
Conforme pasa el tiempo, relató que en el periodo posglacial la temperatura se elevó de manera natural.
“Lo que no corresponde a la evolución natural es el aumento global de la temperatura de varios grados, lo que se conoce como calentamiento global, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del incremento del ritmo natural con el que venía elevándose la temperatura ambiente del planeta”, refirió.
Expuso que hoy se sabe que el ritmo es demasiado rápido y los pronósticos no se cumplieron, es decir, el mundo se orienta más rápido hacia la extinción glacial de lo que se suponía.
En el ámbito local, dijo que, cuando desaparezcan los glaciares del Iztaccíhuatl, ocasionarán un cambio en el clima en la región por una sencilla razón: el color claro de la nieve y el hielo reflejan la radiación solar, pero si desaparecen estas masas sólo quedará la roca desnuda que, en vez de reflejar la radiación, la absorberá.
Por lo tanto, previó un aumento de temperatura adicional, lo que hace que el clima cambie en las mismas cumbres.
“Esa situación debe considerarse seriamente porque es irreversible, de ahí que el género humano tenga que buscar la manera de adaptarse a cambios: el climático, la temperatura y en el tipo de precipitación pluvial”, argumentó.
Asimismo, pidió que se evite la erosión y para hacerlo hay que reforestar y conservar las áreas verdes.
Lamenta científico falta de conciencia ambiental
Al final, Hugo Delgado expuso para la Gaceta de la UNAM que el retroceso al que están expuestos los glaciares mexicanos es algo impredecible, debido a que se suma el efecto antropogénico con el proceso natural.
En ese sentido, dijo que debe alentarse el cuidado del ambiente, evitando la emisión de gases de efecto invernadero.
En México, a diferencia de otros países, manifestó que los glaciares no están bajo el riesgo de la voracidad de compañías mineras para explotar los recursos minerales.
No obstante, comentó, “somos testigos de la desaparición de cuerpos glaciares, por lo que es determinante realizar tareas que permitan saber cómo se adaptará la población a un cambio de ambiente y de paisaje”.
Lamentó que los investigadores no hayan estudiado los glaciares mexicanos durante las últimas décadas, de forma permanente y sostenida.
“Los científicos establecieron estaciones de monitoreo, pero al carecer en México de un servicio glaciológico que las atienda, si concluye un proyecto de investigación hasta ahí llega la capacidad de mantenimiento. Ahora tratamos de colaborar con el Servicio Meteorológico Nacional para equiparlas y mantenerlas”, admitió.
Con esta actividad, dijo que el reporte de las estaciones de monitoreo instaladas no es alentador para el caso del Iztaccíhuatl, donde se instaló un par de estaciones y como es zona popular de montañistas sin conciencia ambiental fueron vandalizadas.
Mientras en el Popocatépetl, concluyó, que en razón de que prácticamente no hay glaciares, no tiene sentido instalar. Así que las únicas estaciones en operación son las del Citlaltépetl.