Jesús García Corona sintetiza para el gremio ferrocarrilero “las mayores cualidades humanas de los trabajadores que han puesto su trabajo y su vida al servicio de los ferrocarriles”, como se indica en la exposición Jesús García Corona. Héroe Ferrocarrilero, Héroe de Nacozari.
Abierta en la sala principal de la antigua estación del Ferrocarril Mexicano en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM), la exposición conmemora el Día del Ferrocarrilero marcado desde 1935, cuando el entonces presidente Lázaro Cárdenas designó para esta celebración al 7 de noviembre.
Ello, porque fue el 7 de noviembre de 1907 cuando Jesús García Corona ofrendó su vida para salvar la vida de otros, cuando al frente de un convoy en llamas cargado de dinamita, prefirió mantenerse firme en su puesto de maquinista, alejando el tren lo más posible de la población de Nacozari. De paso, su acción salvó también las instalaciones mineras que daban sentido a su trabajo y al ferrocarril donde prestaba sus servicios.
En esta muestra, integrada por reproducciones fotográficas y documentales de diversos acervos como la Asociación Historia Nacozari de García AC, el Fondo FNM DEL Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero y Archivos gráficos de la Moctezuma Copper Company, se recuerda el acto heroico del maquinista a la par de que propone como un reconocimiento para todos los trabajadores del gremio ferrocarrilero que han dedicado su vida al servicio de este medio de transporte en México.
“Es poco lo que conocemos de la vida de Jesús García Corona. Sabemos que nació en Hermosillo, Sonora, el 13 de noviembre de 1883”, se indica en el texto de presentación de la exhibición. Se indica que siendo empleado de la Moctezuma Copper Company, Jesús García se formaba como maquinista cuando ocurrió el hecho que habría de transformarlo en un héroe ferrocarrilero.
En el texto Héroe de Nacozari publicado de manera virtual por el gobierno de México se indica que “recién cumplidos sus 17 años, Jesús solicitó empleo directamente en la oficina del ferrocarril de la Compañía Minera. Debido a su corta edad, el encargado, W. L. York, le brindó trabajo como aguador; pero fue promovido rápidamente hasta ascender en poco tiempo al sector de mantenimiento de vías. Trabajó como controlador de frenos y posteriormente como bombero. A la corta edad de 20 años se convirtió en ingeniero de máquinas”.
Asimismo, que “el 7 de noviembre de 1907, a Jesús García Corona no le tocaba conducir el tren, pero su compañero se reportó enfermo y tuvo que hacerse responsable de los tres viajes programados entre el pueblo de Nacozari y la mina de Pilares. Por un error, se acomodaron los vagones que contenían dinamita al inicio del tren; el cual perdió presión de vapor. Las chispas vivas de la máquina llegaron a las cajas de dinamita provocando un incendio”.
Se cuenta además que “avivado por el viento que el movimiento del tren producía, el fuego se expandió. El aire fluyó a través de las cajas y acrecentó las llamas. Ante el inevitable final, por la intensidad del fuego, Jesús le pidió a la cuadrilla que lo acompañaba que se arrojara de la locomotora y le imprimió toda la fuerza; sin embargo, él no alcanzó a saltar.
Aproximadamente a las 14:20 horas, un estruendo como temblor se sintió en Nacozari. La onda expansiva quebró vidrios y sacudió las casas. Tan grande fue la explosión que la locomotora quedó totalmente inutilizable y Jesús murió al instante”.
En la exposición montada en el MNFM -11 Norte 1005, Centro Histórico- se destaca demás que en torno al llamado Héroe de Nacozari “se han tejido leyendas e historias, y se le retrata de diversas formas”.
“Lo cierto –indica el texto de sala- es que era un ferrocarrilero sencillo, que al cumplir con su trabajo hacía posible el que lo demás hiciesen el suyo. Es esta función y vocación de servicio de los trabajadores y los ferrocarrileros la que se impuso en el pasado y propicia hoy el crecimiento del país”.