Tehuacán. El Comité de Bienes del Pueblo de Santa María Coapan, junta auxiliar de este municipio se pronunció en contra del traslado de tres esculturas prehispánicas halladas en la zona arqueológica Ndachjian, ubicada en San Diego Chalma, las cuales han sido seleccionadas para ser parte de la exposición La Mitad del Mundo. La Mujer del México Indígena, a realizarse en Madrid, España.
El comité hizo una serie de cuestionamientos tanto al proceso de selección y traslado de las piezas como a los fundamentos culturales, científicos y éticos de la exposición, considerando que se trata de una práctica que perpetua el despojo histórico del patrimonio de los pueblos originarios, pero que se hace además bajo un discurso en México que es distinto al que se maneja en España, lo que provoca sospechas y fundamenta la desconfianza.
Las esculturas seleccionadas por el INAH también fueron exhibidas en la exposición Grandeza de México, se trata Citlalicue (la señora de la falda de estrellas), una deidad femenina con capa de águila y una deidad masculina con tocado de jaguar. Las tres piezas forman parte del acervo del museo de sitio Ndachjian que desde 2017 se encuentra actualmente cerrado al público y que a decir del instituto será rehabilitado y reabierto en marzo del próximo año.
El comité expuso que las piezas con parte del patrimonio vivo y sagrado del pueblo, y su traslado sin consulta previa vulnera los derechos colectivos de las comunidades originarias y cuestiona la naturaleza de la exposición, señalando que, aunque desde el gobierno federal se ha presentado como un acto de reconocimiento hacia los pueblos indígenas, la curaduría ha sido realizada por una especialista no indígena.
Asimismo, el comité resalta la contradicción entre el deterioro del museo de sitio Ndachjian y el anuncio de una exposición gratuita en Madrid, lo que le hará accesible para un público extranjero, mientras las comunidades de origen enfrentan obstáculos para acceder a su propio patrimonio.
Los integrantes del comité refieren que la arqueóloga Nohemí Castillo, quien ha trabajado en la zona arqueológica por muchos años, advirtió que extraer las piezas del sitio altera la estructura informativa del contexto original y dificulta la comprensión de la relación entre arquitectura, religión y cultura del área prehispánica.
Esa organización sostiene que el traslado reproduce un modelo de extractivismo cultural, donde el patrimonio se transforma en una mercancía simbólica para el turismo internacional, negando a las comunidades de origen la participación plena y el reconocimiento como sujetos vivos de derechos, por lo cual sugiere “que las mujeres indígenas de la región sean protagonistas y coautoras de los relatos curatoriales y no quedar excluidas mientras especialistas no indígenas imponen un relato ajeno y descontextualizado. Nuestros pueblos están vivos y son las mujeres quienes sostienen la vida comunitaria, la lengua, el territorio y la espiritualidad”.


