Jueves, abril 25, 2024

Evergrande: una crisis que amenaza

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Evergrande es una empresa inmobiliaria china que, actualmente en su ramo, cuenta con la mayor cartera de deuda en el mundo. Su modelo de negocios se centra, principalmente, en la construcción y venta de bienes inmuebles que generalmente son colocados desde su etapa de proyecto. Sus clientes generalmente abonan un enganche antes de que los proyectos se hayan concluido. Este mecanismo había dotado de recursos a la empresa para expandirse a otros mercados, logrando una diversificación que ha llegado, incluso, a la industria del deporte con la compra de un equipo profesional de futbol.

Por otra parte, la mecánica del modelo de negocios ha implicado el incremento desmedido de sus pasivos. En el contexto actual, en el que los mercados se han visto ralentizados por la pandemia de COVID-19, las ventas por anticipado han caído de forma significativa, afectando la salud financiera de la empresa, dado su modelo de negocios.

A este respecto, se ha especulado sobre la capacidad de cumplimiento de sus obligaciones con los acreedores, en su mayoría proveedores de materiales para construcción. Ante un escenario de incumplimiento en sus obligaciones, se podría esperar un cuello de botella que afectaría no sólo a los mercados financieros, sino directamente a la producción. En este sentido, la posible crisis que se podría desatar impactaría de forma más rápida y directa a la esfera productiva.

La crisis de 2008 por la quiebra de Lehman Brothers, originada por el otorgamiento de créditos de alto riesgo, que luego fueron renegociados a través de instrumentos derivados que sólo aplazaron la crisis en la medida en que la burbuja iba creciendo. La naturaleza de esta crisis hacía inviable la intervención directa del Estado para el rescate financiero. A diferencia del contexto actual, parece haber condiciones de distinta naturaleza en la anatomía de la crisis, en la medida en que el impacto en la producción en un escenario postpandemia complicaría de forma aguda la situación actual, además de que el reordenamiento de las finanzas de Evergrande representa riesgos más manejables que el de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Adicionalmente el papel del Estado en China ha sido radicalmente distinto que el que juega en Estados Unidos, por lo que esperar un desenlace diferente al de 2008 no parece descabellado.

Independientemente de las apreciaciones subjetivas que podamos tener, sabemos que los últimos días los mercados han tenido una dinámica enrarecida que, eventualmente, podría desembocar en una turbulencia financiera, o peor aún: una crisis.
Nuestras dudas se despejarán en breve, en tanto llega el tiempo límite de vencimiento de los contratos de Evegrande. Mientras, seguiremos siendo espectadores de las estrategias que se juegan allá, arriba, desde donde nunca se mira para abajo sino cuando caen.

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