Francisco Quiroz, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Servicios, Comunicaciones y Transportes de la República Mexicana, rechazó fijar una postura sobre el despido de una treintena de afiliados que laboraban en la región 7 de Telcel.
La Jornada de Oriente estableció contacto telefónico con él desde el pasado martes y ofreció dar una entrevista sobre las remociones ese mismo día, a las 4:30 de la tarde, pero al llamarle no respondió.
La mañana de ayer nuevamente se le marcó y aunque contestó el celular, cuya línea es corporativa, es decir que es auspiciada por la misma empresa, expresó que no podía tratar un asunto delicado con alguien que no conocía e inmediatamente colgó.
“Honestamente, yo la verdad no la conozco, no sé quién sea usted y se me hace delicado tratar un tema de esta naturaleza, no le puedo contestar” respondió en tan solo 10 segundos.
Y aunque está reportera le ofreció vía WhatsApp identificarse plenamente para poder realizar la entrevista, el dirigente tampoco respondió los mensajes.
Para el 10 de julio del presente año se había convocado a junta a los sindicalizados de Telcel, se les informó que estaría el líder gremial en las oficinas que se localizan sobre el Bulevar Norte, a metros de Plaza San Pedro, en la ciudad de Puebla, aunque no se les dio a conocer el motivo del encuentro.
No obstante, la reunión a la que prácticamente se les estaba obligando a los trabajadores a asistir, fue cancelada porque presuntamente algo le pasó a una de las camionetas en las que viajaba Francisco Javier Quiroz.
Este medio de comunicación dio a conocer la semana pasada que 30 trabajadores de base de Telcel fueron presionados para firmar su renuncia, por lo que solo recibieron entre el 50 y 60 por ciento de lo que realmente les correspondía por ley.
A pesar de que pidieron la intervención del sindicato, éste se deslindó y se les dijo que era una decisión de la empresa y no podían hacer nada.
Al personal removido se le señaló de estar utilizando en las computadoras de la compañía, programas no permitidos o escuchar podcast.
A pesar de que hubo trabajadores que comprobaron con documentos que contaban con autorización de la compañía para usar aplicaciones como WhatsApp y así estar en contacto con sus jefes, ignoraron su argumento; también lo hicieron con quienes al momento de anunciarles su despido pidieron al personal de Recursos Humanos se revisaran sus equipos para demostrar que no habían utilizado ningún software ajeno.
De los removidos que entrevistó La Jornada de Oriente, ninguno contaba mal historial laboral, algunos hasta tenían reconocimientos por su desempeño. Todos sospechan que fueron dados de baja porque cuestionaron o hicieron peticiones al sindicato, en el chat que este tiene con los afiliados.