Entre 2015 y 2019, un total de 31 mil 222 migrantes poblanos fueron deportados desde los Estados Unidos de Norteamérica hacia México, de los cuales 3 mil 746 eran hablantes de alguna lengua indígena, pertenecientes a un pueblo étnico.
En promedio, cada año se contabilizó que alrededor del 12.2 por ciento de los poblanos deportados provenían de una comunidad indígena menor a 15 mil habitantes, reportó la Secretaría de Gobernación federal (Segob).
El estudio fue dado a conocer este día en la publicación “Rutas. Estudios sobre movilidad y migración internacional, la cual contiene el Análisis de la Migración Indígena: una mirada a través del retorno migratorio involuntario desde Estados Unidos a México, 2015–2021’”.
En la investigación resaltó que Puebla ocupa el quinto lugar nacional con el mayor número de deportaciones de migrantes de origen indígena, después de tres estados que concentraron cerca de 70 por ciento.
Se trató de Oaxaca, con el 35.35 por ciento de indígenas repatriados; Guerrero, 18.56 por ciento, y Chiapas, 15.13 por ciento.
También reveló que la mayoría de los indígenas poblanos deportados son; hombres, sin estudios, jefes de familia numerosa, dedicados a trabajar el campo, hablantes solo de su lengua nativa y que perciben en promedio un salario mínimo al día.
La entidad poblana pertenece a la región centro del país, la cual tuvo su más fuerte dinamismo migratorio a partir de la década de los ochenta con dirección a Estados Unidos.
A nivel nacional, se estimó que en el periodo que abarca de 2015 y 2019, 92 mil 851 indígenas mexicanos fueron deportados de Estados Unidos, con un promedio de 18 mil 570 casos por año.
La Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP), de Gobernación, presentó dicha publicación en la cual se resaltó que 83.7 por ciento de los indígenas migrantes devueltos a nuestra nación correspondió a hombres y 16.3 por ciento a mujeres.
Además, reveló que dos terceras partes de esta población (66.3%) se encontraban entre 15 y 29 años al momento de su deportación, la mayoría eran jóvenes.
La Segob destacó que la población indígena ha constituido por años un grupo importante dentro de los flujos migratorios de nuestro país, fundamentalmente hacia Estados Unidos.
“Las personas migrantes indígenas han aportado fuerza de trabajo, talento, resistencia y otras cualidades que han sido reconocidas en el marco de la migración de México con la vecina nación del norte”, se lee en el estudio.
De acuerdo con la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (Emif-Norte), en el año 1999 el 6.2 por ciento de los mexicanos reportados era población indígena, mientras para 2019 este porcentaje se ubicó en 10.1.
A partir de esta fuente de información y utilizando el criterio etnolingüístico, la Unidad de Política Migratoria estimó que, actualmente, uno de cada 10 eventos de personas migrantes mexicanas que cruza de forma irregular hacia Estados Unidos y es devuelta por las autoridades de ese país corresponde a un indígena.
Indígenas poblanos repatriados de EU, triplemente vulnerables
La publicación “Rutas. Estudios sobre movilidad y migración internacional informó que los principales mercados laborales para la población migrante indígena mexicana son la agricultura (siembra y cosecha de frutas y verduras), astilleros, rastros, servicios (como meseros, lavaloza, comercio formal e informal, servicio doméstico), así como en agroexportadoras, maquilas, textiles, jardinería, limpieza y mantenimiento, o en pequeñas empresas como tortillerías, entre otros.
Entre algunos factores de salida, señalaron que puede hacerse alusión a condiciones laborales precarias, falta de empleo, bajos ingresos, carencia de servicios básicos e infraestructura pública (electricidad, agua potable, escuelas, centros de salud, etc.), diversos tipos de violencia e, incluso, afectaciones por deterioro ecológico o devastaciones por fenómenos meteorológicos.
A manera de conclusiones, enfatizó que este grupo poblacional se expone a una doble o triple vulnerabilidad como población indígena y, eventualmente, como personas migrantes enfrentando procesos de retorno involuntario, en muchas ocasiones con estigmatizaciones sociales.
En comparación con la población mestiza, afirmó que las y los indígenas migrantes tienden a llegar a Estados Unidos con mayores desventajas, como por ejemplo hablar solamente su lengua nativa o no hablar bien el español, y encontrarse en condiciones económicas difíciles y ser sujetas de racismo.
La migración de personas indígenas migrantes devueltas es identificable por ser mayoritariamente una población masculina que femenina; la prevalencia de flujos compuestos por jóvenes (entre 15 y 29 años), con educación básica; algunos de ellos, incluso, sin estudios y que forman parte de hogares integrados por más de cinco personas; responsables de la jefatura del hogar, insertados principalmente en el sector agrícola, con ingresos que pueden oscilar entre uno y dos salarios mínimos.