Gargantas estudiantiles desgañitándose y motores y cláxones de motos causando el mayor estruendo posible, se fusionaron ayer por la tarde en una sola voz colectiva a fin de clamar al unísono justicia para Thais Madelene Ronquillo Itriago, la alumna de la Facultad de Medicina de la UAP y motociclista que pereció tras ser atropellada la mañana del martes pasado por una persona que se dio a la fuga y que aún no ha sido identificada.
La movilización fue planeada a través de las redes sociales. Los compañeros de Thais emitieron la iniciativa y casi de inmediato los bikers -que así se les conoce a los motociclistas de hueso colorado-, respondieron a la convocatoria, replicándola en sus muros digitales.
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No obstante, el contingente universitario fue reducido. Algunos mal intencionados o desinformados señalaron que esa era una muestra de insensibilidad, pero se equivocaron: desde hace una semana y media o más, las actividades académicas han terminado en la máxima casa de estudios, y las unidades en los hechos solo están abiertas para trámites administrativos.
De hecho, se dijo ayer que Thais iba en su moto pasadas las 7:30 de la mañana con rumbo a la Facultad de Medicina a firmar algunos documentos, pues ya había egresado y estaba feliz, pues además andaba estrenando una motocicleta que había deseado mucho. Al pasar por el crucero de la 23 Poniente y la 9 sur, un automovilista que no respetó el alto marcado por el semáforo y transitaba a alta velocidad la embistió y luego se dio a la fuga.
Thais Madelene Ronquillo Itriago fue atendida por una compañera que le brindó primeros auxilios en el lugar del accidente y luego la trasladaron a un hospital, pero las lesiones que sufrió fueron mortales.
El homicidio imprudencial causó indignación no solo en los estudiantes de Medicina sino en los de la comunidad de la UAP que se expresó triste e iracunda en las redes. Los motociclistas expresaron su enojo de la misma forma.
Así que este miércoles, cerca de las 17:00 horas, la vanguardia del contingente la encabezaron los universitarios y activistas que luchan por espacios y respeto para quienes usan vehículos no motorizados. Detrás iban los motociclistas: repartidores de comida rápida y otros enseres que arriesgan la vida todos los días porque su oficina son las calles donde la imprudencia de los automovilistas acecha; acudieron también quienes usan las motos como un automotor cotidiano para sus desplazamientos por la ciudad, los llamados choppers, de aspecto rudo pero de buen corazón, y también algunas mujeres en coquetas motonetas pintadas en colores pastel.
La columna avanzó por la 31 Oriente-Poniente, hacia la sede central de la Fiscalía General del Estado, donde clamaron: “¡Qué queremos, ni una bata menos!”, “¡Qué queremos, ni una moto menos!”, luego tomó hacia la funeraria Valle de los Ángeles, donde se llevaban a cabo las pompas fúnebres de Thais. Ahí ocurrió uno de los momentos más emotivos de la manifestación, cuando los dolientes salieron al encuentro de los estudiantes y motociclistas para abrazarlos con lágrimas.
La marcha siguió hasta el zócalo de Puebla, donde hubo una muy escueto mitin y culminó en el lugar donde Thais fue arrollada.
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