La primera parte de La Educación Obligatoria en México Informe 2019 presentado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) tendría un nombre muy sugerente: “Lo que todos debemos saber acerca de … La infraestructura escolar y los materiales y métodos educativos”; que bien, podría aplicarse a la consulta de los indicadores nacionales de la mejora continua de la educación en México (https://www.mejoredu.gob.mx/si-mejoredu/escuelas). El sitio facultaría realizar consultas ingresando a la ventana: “Seleccione el indicador e información de su interés” que le permitiría a cualquiera accesar a un mapa que llevaría por nombre: Escuelas primarias y secundarias que disponen de servicio de electricidad, agua potable, servicio de lavado de manos, sanitarios, por entidad federativa, ciclo escolar 2020-2021, y que reflejaría los nichos -o ventanas- de oportunidad a los que se enfrentarían los nuevos titulares del despacho educativos federal, lo mismo que quienes dirigirían la política educativa en las entidades de la república.
Y a pesar de que el discurso del Artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establecería entre los criterios mencionados, en el inciso e) que [el servicio educativo sería] “equitativo, para lo cual el Estado implementará medidas que favorezcan el ejercicio pleno del derecho a la educación de las personas y combatan las desigualdades socioeconómicas, regionales y de género en el acceso, tránsito y permanencia en los servicios educativos”, y que el Artículo 2 de la Ley General de Educación mandataría, con independencia de los que se establecieran en otros apartados, que “El Estado priorizará el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el ejercicio de su derecho a la educación. Para tal efecto, garantizará el desarrollo de programas y políticas públicas que hagan efectivo ese principio constitucional”. Gobernantes de algunas entidades de recién ingreso al encargo, se encontrarían con una tarea ardua que requeriría de toda su energía, sapiencia, disposición presupuestal y ganas; tal cual sería el caso del Estado de México, entidad en la que 1 de cada 4 escuelas (75.34%), requerirían de una intervención mayor y cuyo porcentaje traducido a números arrojaría un total de 19 755 escuelas de primaria y secundaria; cifra que consideraría sólo a las escuelas públicas.
La Estadística educativa de la República Mexicana reportaría, en la publicación institucional (SEP) Principales cifras del Sistema Educativo Mexicano del ciclo escolar 2022-2023, la existencia de 199 500 escuelas de educación básica; de ellas 137 538, 3 de cada 5 instituciones (el 62.84%) que “corresponderían” al nivel de primaria y secundaria dispondrían “de servicio de electricidad, agua potable, servicio de lavado de manos, [y] sanitarios” y que, de acuerdo a la nueva retorica institucional, tendrían la oportunidad de ser incorporadas en un programa de mejora continua a partir del 1 de octubre del 2024, fecha en que una nueva administración tomará las rienda del gobierno. No obstante, la obligación de este proceso recaería también en las administraciones locales, responsables de las escuelas de origen estatal; ambas deberían considerar que esta información estaría sesgada, al no incluir a las escuelas de educación preescolar y de educación inicial.
Sin embargo, las entidades de la federación que tendrían un mayor nivel de hacer historia, siempre y cuando invirtieran más en educación (incluiría gasto federal y local), serían las menos favorecidas en el reparto de recursos, destacando entre ellas en primer término: estados como Chiapas y Oaxaca, seguidas por Guerrero, Durango, Veracruz y Tabasco; en contraposición, se encontrarían entidades como Colima, Aguascalientes y Baja California que requerirían de menor esfuerzo.
La ventana de oportunidad de mejora continua sería mayor, como ya se mencionaría, en Chiapas que en el Estado de México. Mientras que en el segundo “1 de cada 4 escuelas (75.34%), requerirían de una intervención mayor”, en Oaxaca solo 1 de cada 4 de las escuelas (27.86%) contaría con los 4 indicadores considerados por MEJOREDU en este gráfico. La entidad en la que naciera Benito Juárez García contaría con 12 647 escuelas de educación básica y de ellas, 5 296 prestarían servicios de educación primaria y 2 492 de secundaria para un total de 7 788; de ellas 5 168 merecerían y de manera urgente, un “portón de oportunidad” para las autoridades educativas de esa entidad y cuyo mando habría recaído en maestras y maestros vinculados con la sección 22 de la CNTE-SNTE. En una situación similar se encontraría el reporte de Chiapas; entidad en la que solo 1 de cada 4, el 26.99% de las escuelas, reportaría contar con los “servicios de electricidad, agua potable, servicio de lavado de manos y sanitarios”. Chiapas contaría con 18 787 escuelas de educación básica; de ellas, 8 258 corresponderían al nivel de primaria y 2 593 al de secundaria para un total de 10 851, de las que 7 922 estaría rogando porque tanto su nuevo gobernante como quien encabezaría la titularidad del ejecutivo federal, les hicieran el milagrito y aprovechando el nicho de oportunidad dejaran las escuelas al CIEN.
Entre las entidades que tendrían una menor oportunidad de brillar realizando obra pública en las escuelas, Gracia, se encontraría Baja California. En ese estado más de 9 de cada 10 instituciones (92.33%) contarían con los servicios objeto del mapa de servicios que proporcionaría el organismo dedicado a la mejora continua. El estado reportaría tan solo 2 712 escuelas de educación básica, y de ellas, 1 283 estarían destinadas a prestar el servicio de educación primaria y 474 de secundaria, para un total de 3 188 planteles. Partiendo de esta cifra, 244 podrían ser sujetas de intervención y las autoridades locales podrían levantar una bandera blanca, superando las estadísticas de MEJOREDU. Ante el reporte institucional las palabras saldrían sobrando Gracia; sin embargo, gobierne quien gobierne, el cumplimiento de lo mandatado por las leyes requeriría de una gran voluntad política para que niñas, niños y adolescentes cuenten con la educación de calidad que merecerían para contar condiciones básicas para un óptimo desarrollo Gracia.
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