En recuerdo de Marcos Leonel Posadas.
Esperemos que 2025 sea un año esperanzador, no tenemos por qué ver al mes de en enero con pesimismo y sí, por el contrario, con una actitud positiva de lo que será un periodo intenso y complejo, pero promisorio. Cada uno debiéramos hacer lo que nos corresponda para cumplir con ese objetivo.
En realidad, acabamos un año con la misma intensidad del que esperamos tenga el naciente. Con un nuevo gobierno estatal, continuidad del anterior, que esperamos profundice lo realizado por sus antecesores Barbosa-Salomón, que, habrá que decirlo, no es una tarea fácil, por lo mismo, un gran reto a vencer.
Armenta Mier arranca el año con anuncios importantes, como es el caso de los incentivos fiscales, dirigidos a fortalecer la economía, apoyar a los sectores más vulnerables y proteger el medio ambiente. Además, destaca el proyecto para sanear el río Atoyac que, supongo, no concluiría en 2025.
Pero como lo hemos mencionado en colaboraciones anteriores, esperemos que el equipo de trabajo del gobernador del Estado, responda como se debe y no como los caracteriza su pasado, no necesariamente asociados al proyecto de la 4T y si a grupos que hoy están ubicados en la oposición poblana. La primera evaluación de ellos la pudiésemos tener cuando se cumplan los primeros cien días de la gestión de Armenta Mier.
Un elemento que hay que considerar para el desarrollo del actual gobierno en un escenario polarizado y, por lo mismo, con antípodas manifestaciones, es la existencia de una oposición débil y sin propuesta efectiva para influir entre los poblanos. En lo positivo, porque se podría desbrozar el camino para el desarrollo de Puebla en el sexenio que inicia, sin obstáculos políticos suficientes para contener lo proyectado. Pero en contrapartida, la posibilidad de que ese escenario de paso al exceso de confianza, a la magnificación de lo que se lleve a cabo, al triunfalismo y con ello a la desconsideración hacia quien lo piense como ellos. Este es el camino para cometer errores y perder la confianza de sectores de la población, sobre todo para aquellos que se hayan sentido afectados por las políticas públicas.
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Al PRIAN y al MC no se les ven indicios de recuperación, ni siquiera con los recientes cambios de sus dirigencias estatales. Pero Morena, aún su crecido peso nacional y aceptación entre la gente, no puede confiarse y asumir una postura más humilde y no soberbia. Vale la pena leer al respecto, el artículo que Bernardo Bátiz publica en La Jornada del lunes 30 de diciembre (“4T: avances, pendientes y riesgos”).
Creo que el contrapeso opositor al nuevo gobierno estatal, vendrá de los extremos políticos, hoy no encontrados en el espectro partidario legal. Me refiero a la derecha radical, al estilo del partido republicano que fomenta el actor conservador Eduardo Verástegui y que este mes seguramente anunciará al INE su decisión de marchar hacia su registro legal. Y por el otro lado está la izquierda socialista, que actualmente no tiene registro electoral y aunque un sector de ella apoye al gobierno actual, lo hace de manera crítica y con sus propias propuestas. Sin embargo, ninguna de las dos expresiones podrá emerger satisfactoriamente en 2025, por lo que el gobierno actual tiene todo el tiempo y condiciones para actuar en libertad, asumiendo que la única limitante está en él mismo.
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