Los espacios públicos como el zócalo y calles del Centro Histórico en la actualidad están en permanente disputa. Según la Organización de Naciones Unidas, estos espacios son lugares de propiedad o de uso público, accesibles y agradables para todos de forma gratuita y sin afán de lucro, y si bien es deber del Estado velar por la protección de la integridad de los mismos y por su destino al uso común, el cual prevalece sobre el interés particular, es también su obligación preservar formas de convivencia y uso para la recreación.
El anterior gobierno municipal de Eduardo Rivera Pérez prohibió y sacó del zócalo actividades que normalmente se podían encontrar en ese sitio, como la venta de globos, burbujas y algunos juguetes, destinados a la recreación de niñas y niños. Además, los actores callejeros y músicos también fueron retirados.
Por ello, en días pasados, dos docenas de comediantes adheridos a la organización Payasos Tradicionales del zócalo de Puebla pidieron al alcalde, José Chedraui Budib, autorización para dejarlos realizar su labor en esta zona del centro. Petición que no próspero.
También en el trienio del anterior gobierno municipal fueron retiradas de diversas calles del Centro Histórico casetas de voceadores, afectando las actividades y el sustento del gremio y la venta de periódicos, revistas y otros impresos. El pasado 30 de octubre, sin previo aviso y a bordo de un vehículo sin placas, personal del nuevo ayuntamiento desmontó dos casetas de periódicos, ubicadas en la 3 Norte y 14 Poniente y 16 Poniente y 5 Norte, en un operativo ocurrido la madrugada. Afortunadamente, las dos voceadoras del Centro Histórico recuperaron las casetas que les habían sido retiradas por personal de Vía Pública de la Secretaría de Gobernación municipal, a casi un mes de haberse realizado el operativo. Agradecieron al alcalde por su intervención para rescatar sus pertenencias, debido a que en estas estructuras se encuentra su patrimonio familiar. Ahora falta que las casetas puedan instalarse en el lugar de donde fueron retiradas.
Por ello sería pertinente que el actual ayuntamiento pudiera revisar las medidas que sobre el espacio público fueron ejecutadas en el trienio anterior, excluyendo a personas que compartían en ese espacio público su actividad, que les permitía su sustento y que eran parte de las dinámicas de recreación de la ciudadanía local.