Joaquín Miranda Ponce, regidor de Industria y Comercio de Chietla, fue asesinado esta mañana a la salida de su casa frente a su hija, por dos sujetos que huyeron en una moto. Se trata de la séptima autoridad municipal poblana ejecutada este año.
Se ha advertido en este espacio y documentado a través de informaciones presentadas a diario en nuestras páginas, sobre la innegable condición de inseguridad, violencia e impunidad que prima en Puebla y que equipara a la entidad con estados donde el crimen organizado, particularmente el narcotráfico, han sentado sus reales.
En Puebla no se puede descartar la actividad de cárteles, pero sin duda su desempeño principal no se encuentra en el trasiego de drogas sino en el robo de combustible a ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y otros delitos como el asalto a trenes, secuestro y robo en carreteras.
La llamada delincuencia común también está desbordada y prácticamente no hay localidad poblana que no padezca altos índices en la comisión de hurtos, asaltos y violaciones. Pero entre los delitos más lacerantes de la sociedad destacan los feminicidios.
La criminalidad parece incontenible y es claro que las autoridades están rebasadas, pues hasta ellas, en la figura de los regidores, alcaldes y ex presidentes municipales que han sido asesinados, están siendo víctimas.
Es así que se hace indispensable que esta escalada de violencia termine y se recupere la institucionalidad y la tranquilidad.