Errantes, dispersos,
los amantes del día somos irrepetibles.
Reinventamos a tumbos la sombra y el cuerpo del amor.
En el beso dado y en su deseo
abre labios la psique, y desenrolla el corazón esa lengua bífida que siente, que piensa.
Alimentamos libertades con pequeñas certezas, alpistes para alzar el canto.
Hasta que hundidos en un sueño, los de hirvientes mejillas nos desvanecemos en el aire.
La vida se nos va por un agujero negro.
Y cuando parece que todo termina, que el amor fue consumido al extremo
y se han desecado nuestros abrazos más tercos, en algún rincón del mundo llueven lenguas frescas, y nuevos amantes se hidratan sorbiendo estrellas.
Las hojas del árbol del cada día
-como los amantes- buscan fecundar sueños incansables bosquejados en el agua, tenaces caracoles del deleite.
Ricardo Landa, julio de 2007.
Imágenes La calabaza y el caracol, Manuel Álvarez Bravo y Caracol, Francisco Toledo. Pareja de danza (¿el amor es ciego?)
Blog: https://elrojodelalengua.wordpress.com