Editorial de Insurrección 296
Comando Central (ELN)
Al referirse al asesinato de líderes sociales, defensores de Derechos Humanos y ambientalistas, hay que dar una explicación sobre el móvil de tales crímenes, que no es otro que impedir los cambios por la fuerza, práctica genocida tradicional en las élites dominantes en Colombia, que perpetran
con diversas formas y modalidades de paramilitarismo, tales como cambiarse el brazalete de vieja usanza en las tropas del régimen, también a través de los escuadrones armados que mantienen los clanes que dominan en las regiones, y con los distintos cárteles, mafias y bandas que perviven en el país.
El paramilitarismo como expresión degradada del conflicto social, político y armado lo han repotenciado, pese a las distintas escenificaciones que hacen los gobiernos de turno de la política pública de paz, tal enquistamiento en la esencia del viejo régimen obedece a que, ‘el paramilitarismo es el uso ilícito de la violencia contra los de abajo, para imponer los intereses de los de arriba’. Los intereses de los poderosos siguen estando alrededor del monopolio de la tierra, los megaproyectos de infraestructura, agronegocio y extracción de bienes naturales, con los que arrasan, desalojan y despojan a las comunidades, empezando por asesinar a sus líderes, para que imponiendo un clima de terror, la gente deje de luchar por la vida y el territorio.
Es una narrativa cómplice afirmar que “el asesinato de los líderes sociales obedece a una disputa por rentas ilícitas”, cuando pervive la doctrina de seguridad genocida, que clasifica de enemigo interno a quienes se oponen al viejo régimen y luchan por cambiarlo; persecución y exterminio en el que se alían intereses extranjeros, estatales y privados.
En esta coyuntura en que la Mesa de Diálogos de Paz entre el gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional, adelanta un Cese el Fuego Bilateral Nacional y Temporal, y resiste una arremetida paramilitar que aumenta la crisis humanitaria en varias regiones de Colombia. Amenaza que obliga a hacer realidad el propósito contenido en la Agenda de negociaciones, que convoca a unir fuerzas para ‘erradicar todas las formas de paramilitarismo’.
V Ciclo de diálogos, pactamos seis (6) acuerdos:
- La reafirmación del puerto de llegada de este proceso de paz, acordado en el II Ciclo realizado en Ciudad de México en marzo de este año.
- La suspensión de las retenciones con fines económicos, según el ELN, en el marco de la prolongación del Cese al Fuego prevista para finales de enero del año entrante.
- La creación de condiciones para la prórroga del Cese al fuego, el Mecanismo de Veeduría y Verificación (MVV) y medidas frente al accionar de fuerzas paramilitares y de distintos grupos armados.
- La creación de condiciones económicas y financieras para la materialización del Acuerdo de México.
- La reanudación del proceso de participación de la sociedad, la culminación de su fase de diseño en abril del año próximo y la creación de una red nacional de participación.
- La conformación de ocho (8) zonas críticas, de acciones humanitarias y de una comisión de la Mesa para coordinar los planes de atención y transformaciones sociales de las zonas.
Las delegaciones expresamos nuestro reconocimiento y gratitud al pueblo y al gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, por su apoyo a este proceso y por haber sido la sede del V Ciclo de diálogos para la paz.[…]
Ciudad de México, Conferencia Interamericana de Seguridad Social, 17 de diciembre de 2023.
Argentina: La resistencia inclina la balanza*
Claudio Katz
El principal obstáculo que afronta la agresión de Milei es su potencial rechazo popular. Si esa oposición se masifica en la calle, el ajuste del libertario quedará neutralizado y será recordado como otro intento fracasado de doblegar al pueblo argentino. Esa posibilidad atormenta a las clases dominantes.
La pulseada comenzó con la importante manifestación que organizaron varias agrupaciones piqueteras con la izquierda. Ese acto fue un éxito político. Logró contrarrestar la campaña oficial de intimidación, reunió una respetable concurrencia y aglutinó un significativo número de militantes. Despertó además el interés de los medios y frustró la aplicación del protocolo de Bullrich.
El plan de provocaciones montado por la ministra fue desarticulado por la determinación de los manifestantes y por una crisis del comando represivo federal con sus pares de la Ciudad de Buenos Aires. La jefatura porteña en manos del macrismo rechazó cargar con los costos del apaleamiento propiciado por Milei. Esa divergencia de la gendarmería con la policía local ilustró la erosión que suscita por arriba la lucha de los de abajo. Fue un primer retrato de la dinámica que puede socavar los planes de la ultraderecha.
El segundo indicio de la resistencia fueron las protestas espontáneas de los vecinos. Los cacerolazos se escucharon en muchas ciudades y su transformación en cortes callejeros reforzó el desconocimiento del protocolo antipiquete.
El debut de esos rechazos en la emblemática noche del 20 de diciembre concitó analogías con lo ocurrido en el 2001, cuando los piquetes convergieron con las cacerolas en la batalla contra los mismos personajes que reaparecen en el gobierno actual (Bullrich, Sturzenegger). La expropiación de ahorros -que en ese momento sufrió la clase media- se ha transformado ahora en una confiscación de ingresos.
En este clima la CGT convocó a una movilización, alentada por marchas de sindicatos rosarinos. empleados del Banco Nación, trabajadores ferroviarios y estatales de CABA. Ese tercer hito de la naciente lucha reunió una importante multitud, que enlazó a todos los movimientos sociales con numerosas delegaciones sindicales. Esta confluencia ha sido infrecuente e introduce un dato alentador. La tradicional hostilidad de la jerarquía gremial hacia otros sectores populares y su alergia a la izquierda pierde gravitación, facilitando una decisiva convergencia para derrotar el ajuste.
Los gordos de la CGT desactivaron una concentración de mayor alcance, porque negocian corporativamente con el gobierno los contornos más revulsivos de la reforma laboral, junto a su continuado control de las obras sociales. Por eso se limitaron a impugnar los artículos del decretazo que los incumben, con un limitado acto frente a los Tribunales. También posponen la definición de un plan de lucha y evitan la convocatoria a un paro nacional.
Pero la movilización amplió el espectro de lucha contra el decretazo y volvió a neutralizar el propósito represivo del gobierno. Bullrich debió tolerar nuevamente el desconocimiento de su protocolo.
La resistencia al ajuste ha comenzado y la pulseada con Milei exige motorizar la movilización, con los nuevos llamados de piqueteros, feministas y vecinos a ocupar la calle. Esas convocatorias contrarrestan las vacilaciones imperantes en el peronismo y la centroizquierda. La cautela de ambos sectores es justificada con argumentos que resaltan la inconveniencia de confrontar con un recién llegado a la Casa Rosada.
Pero esa prudencia choca con la acelerada motosierra que prendió el nuevo mandatario. Milei motoriza el ajuste con vertiginosa celeridad para desconcertar a los opositores. Si se lo deja actuar, reforzará esa tónica en el futuro. Si por el contrario afronta un freno de entrada, sus iniciativas perderán cohesión.
El éxito de esta batalla también transita por forjar un amplio espacio de fuerzas, que exhiba potencia callejera y atraiga a los votantes desilusionados con el libertario. Resulta indispensable dejar atrás la autoproclamación y las disputas por el protagonismo, para apuntalar la unidad y repetir la masiva acción que socavó a Macri en diciembre del 2017. Nota de EL ZENZONTLE: El llamado aorganizar el primer paro nacional en la tercera semana de enero es el desafío de reanimar y reactivar las luchas y las organizaciones sociales más allá de las elecciones: contra el régimen ultraderechista que aún no vence en las calles la tradición de lucha clasista y combativa en Argentina
*Fragmento de Inconsistencias de una inédita agresión en htttps://www.lahaine.org
CANTATA POR EL ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE LENIN
un soldado de la guardia, según se cuenta,
dijo a sus camaradas: Yo no quería creerlo. Fui donde él estaba y le grité al oído: “Ilich, ahí vienen los explotadores”. No se movió.
Ahora estoy seguro de que ha muerto.
Si un hombre bueno quiere irse, ¿con qué se le puede detener?
Dile para qué es útil.
Eso lo puede detener.
¿Qué podía detener a Lenin?
El soldado pensó:
si oye que los explotadores vienen,
puede que estando sólo enfermo se levante.
Quizás venga con muletas.
Quizás haga que lo traigan pero se levantará y vendrá para luchar contra los explotadores.
El soldado sabía que Lenin había peleado toda su vida contra los explotadores.
Cuando terminaron de tomar por asalto
el Palacio de Invierno, el soldado quiso regresar a su hogar, porque allí
se habían repartido ya las tierras de los propietarios.
Entonces Lenin le dijo: quédate, todavía hay explotadores,
y mientras haya explotación hay que luchar contra ella.
Mientras tú existas,
tienes que luchar contra ella.
Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchan una hora.
Los que aún son más fuertes, luchan unos años.
Pero los más fuertes de todos luchan toda su vida.
Éstos son los indispensables.
*Bertolt Brecht*