Un tema de dominio público es el beneficio del deporte como pilar fundamental para mantener y mejorar la salud. La actividad física regular fortalece el corazón, mejora la circulación y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Ayuda a mantener un peso saludable, lo que reduce el riesgo de padecer sobrepeso, obesidad, enfermedades relacionadas (como la diabetes tipo II), la hipertensión arterial, incluso el cáncer, entre otras. El ejercicio regular fortalece los músculos y huesos, previniendo la osteoporosis y mejorando la postura y el equilibrio. Puede fortalecer el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir enfermedades.
Con respecto a la salud mental, el impacto del deporte resulta significativo. El ejercicio libera endorfinas, mejor conocidas como las hormonas de la felicidad, que ayudan a reducir la tensión emocional, la ansiedad y la predisposición a estados depresivos. Lograr metas deportivas y mejorar el rendimiento físico puede aumentar la autoestima, la disciplina y la confianza en uno mismo. Ayuda a regular los patrones de sueño, mejorando la calidad del descanso. El deporte no solo es una herramienta poderosa para mantener la salud física, sino que también juega un papel crucial en el bienestar mental. Fomentar una rutina de ejercicio regular puede llevar a una vida más saludable y equilibrada.
Pero cuando hablamos del lado profesional del deporte, es decir, de deportistas de alto rendimiento, nos encontramos con una serie de paradojas en las que usualmente no pensamos, cuando llenos de admiración seguimos atentamente las capacidades físicas de los competidores en todas las disciplinas.
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Los entrenamientos intensivos y las competencias frecuentes aumentan el riesgo de lesiones. La falta de tiempo para una recuperación adecuada puede agravar estas lesiones. La presión para reintegrarse a su actividad deportiva y volver a competir rápidamente puede llevar a una rehabilitación incompleta, lo que puede provocar lesiones recurrentes.
La constante presión mental para elevar su rendimiento físico puede generar altos niveles de estrés y ansiedad. Este agotamiento mental y físico es común debido a la falta de descanso y la continua demanda de alto rendimiento. Los calendarios repletos de eventos deportivos dejan poco tiempo para la vida personal, lo que afecta las relaciones interpersonales del individuo quien, a modo de desafío, puede experimentar un desequilibrio entre la vida profesional y personal, lo que puede detonar sentimientos de aislamiento.
Mantener una dieta equilibrada puede ser difícil debido a los viajes constantes y horarios irregulares. Esto se agrava con los cambios de zona horaria y los horarios de entrenamiento, que pueden afectar los patrones de sueño, lo que impacta negativamente en el rendimiento y la recuperación.
Los deportistas de élite están constantemente bajo el escrutinio público y mediático, lo que añade una capa adicional de presión. Mantener una imagen pública positiva mientras se enfrentan a desafíos personales y profesionales puede ser extremadamente difícil.
Algunos ejemplos de personalidades del deporte que han enfrentado problemas graves son Rafael Nadal, tenista español que ha tenido que lidiar con múltiples lesiones a lo largo de su carrera, incluyendo problemas crónicos en las rodillas y el pie. Estas lesiones han sido en gran parte, resultado de la intensa carga de entrenamiento y competencias.
Otro deportista es Kobe Bryant, legendario jugador de baloncesto que sufrió una rotura del tendón de Aquiles en 2013 (una lesión común en deportistas que practican deportes de alto impacto). Esta lesión fue atribuida a la sobrecarga y el desgaste acumulado a lo largo de su carrera. Usain Bolt, velocista jamaicano, conocido como el hombre más rápido del mundo, también ha enfrentado lesiones por sobrecarga, incluyendo desgarros musculares y problemas en los músculos isquiotibiales (que son un grupo de tres músculos ubicados en la parte posterior del muslo y que son el Semitendinoso, Semimembranoso y Bíceps femoral), que son comunes en atletas que realizan esfuerzos explosivos repetidos.
Simone Biles es una gimnasta estadounidense que ha hablado abiertamente sobre sus problemas de salud mental y física, incluyendo lesiones por sobrecarga en sus tobillos y muñecas debido a la intensidad de sus entrenamientos y competencias.
Para llevar a cabo una actividad física sana sin llegar al exceso de ejercicio, es importante seguir algunas pautas clave. En primer lugar, es necesario definir objetivos que sean realistas y alcanzables según el nivel de condición física actual. Esto ayudará a evitar la sobrecarga y el agotamiento. Es muy importante prestar atención a las señales del cuerpo, como el dolor persistente, la fatiga extrema o la falta de motivación. Estos pueden ser indicios de que es necesario descansar. Hay que alternar entre diferentes tipos de ejercicios para evitar el uso excesivo de un grupo muscular específico y reducir el riesgo de lesiones.
Otro aspecto determinante es consumir una dieta equilibrada que proporcione los nutrientes necesarios para apoyar el nivel de actividad física y promover la recuperación. Mantener una buena hidratación antes, durante y después del ejercicio para ayudar al cuerpo a funcionar de manera óptima y, por último, tener asesoramiento con entrenadores personales o fisioterapeutas que puedan diseñar un programa de ejercicios adecuado y ayudar a evitar el sobre entrenamiento.
Hay qué elegir actividades que se disfruten y que mantengan la motivación. El ejercicio debe ser una parte agradable de tu vida, no una fuente de estrés.
Siguiendo estas pautas, se puede mantener una rutina de ejercicio saludable y equilibrada que permitan disfrutar de los beneficios del deporte, sin caer en el lado oscuro de éste, por el exceso.
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