Viernes, julio 11, 2025

Entre la muerte, la suerte y el dolor: el testimonio de atliscenses a seis años del sismo del 19 de septiembre del 2017

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Consultados por La Jornada de Oriente un grupo de atliscenses recordaron con miedo algunos pasajes vividos aquel 19 de septiembre del 2017 en esta ciudad tras el sismo de casi ocho grados. Muchos de ellos, de acuerdo con su testimonio, deberían estar muertos.

Irma Solís trabajaba en la oficina de la llamada Cruzada Nacional contra el Hambre en el interior del exconvento El Carmen, inmueble aún en ruinas: “Ver caer el torreón de ese edificio y estar muy cerca fue un duro golpe. De hecho ahí murieron dos mujeres por ese derrumbe”.

Compartió: “salí de la nube de polvo y piedras con varios golpes de piedras. Después caminé al centro el cual estaba hecho un caos. Existe una fotografía en donde uno de mis hijos llegó a buscarme entre los escombros. En caso de quedarme en el punto marcado como seguro, estaría muerta”. 

Mario Rejón es empleado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS): “no tuve tiempo para espantarme. Ayudé a los  derechohabientes a desalojar el interior de la clínica 34 del IMSS, ubicada casi en el centro de la ciudad. El departamento a mi cargo era el de rayos x”.

Estefanía Macedo es hija de un actual funcionario del ayuntamiento: “Miré muy cerca el derrumbe de parte de la tienda de la familia Martínez en el centro de la ciudad. Esto justo cuando un señor abandonaba el lugar. Corrí hacia la panadería Ríos, metros más adelante. Traía a mi bebé de dos meses conmigo. Quedé en shock entre todo el caos y el movimiento de los postes y cables. Una amiga logró reconocerme y terminé con ella. Gracias Jacquelín Cerezo”. 

Marco Aurelio Vargas fue director de obras públicas en el gobierno de la ciudad: “Es un aviso por las malas prácticas hacia nuestros edificios con intervenciones de concreto y acero. Esto sin hacer restauraciones adecuadas a monumentos históricos”.

Ary Romero es una ama de casa atliscense: “bajé al mercado porque  era día de tianguis. De regreso hubo congestiónamiento de autos. 

Estaba en la avenida 8 oriente cuando empezó a temblar. Sólo grité, abrí la puerta y salí corriendo del coche por mi hija a la escuela la cual estaba a casi 10 calles. Al tenerla la abracé y las dos lloramos desconsoladas”.

Vicky Sedeño caminaba en el corazón de Atlixco aquel martes: “estoy viva de milagro. Un amigo alcanzó a jalarme de la capucha de mi sudadera. De no ser así, el techo y la barda de la casa de al lado hubiera aplastado todo el cuerpo. Quedamos abrazados entre el remolino de polvo. Padecí pérdidas materiales, pero gracias a Dios toda la familia está con vida. Aunque se fue un ser querido por ese fenómeno natural: el hijo de una amiga”.

Martín Yunnes posee contrato laboral en el centro vacacional del IMSS de la junta auxiliar de Metepec, a siete kilómetros de la cabecera: “observé el colapso del torreón de ese espacio con mi bebe de un año de edad en brazos”.

Ricardo Morales tiene un oficio: “dejé a mi cliente sentado en la silla de la peluquería con el corte a la mitad y con las pinzas en la cabeza. Salí rápido de aquel local con la pareja sentimental y nuestro bebé de un mes y 15 días de nacido”.

El saldo oficial de hace seis años en este municipio quedó en siete personas fallecidas, derrumbes en el 45 por ciento del centro histórico y prácticamente la mitad de la junta auxiliar de Metepec derribada. 

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