Para entender que los migrantes son personas que se ven obligadas a salir de su país, pues no han planeado ni decidido viajar para establecerse en otro lugar distinto al de su origen, se realizó el Encuentro de solidaridad, festival de la interculturalidad por las personas refugiadas.
Organizado de manera previa al Día internacional del refugiado que se conmemora este 20 de junio y teniendo por sede la Casa de las Bóvedas de la UAP, el acto reunió a personas de países latinoamericanos como Guatemala, Honduras, Venezuela, El Salvador y Colombia, quienes en torno a la comida mostraron la diversidad y riqueza de sus culturas.
Se trata, señaló Alejandra Domínguez Sánchez, encargada de la oficina en Puebla de la Agencia de la ONU para los Refugiados en México (Acnur), de un Encuentro de solidaridad que llama a encontrar lo que une entre persona y persona. “Qué mejor que hacerlo a través del a comida que es universal, que nos alimenta a todos”.
Expuso que ante la migración y aspectos como el racismo, la segregación o clasismo en el que este sector se ve inmersa , cada vez más existe un mayor número de redes establecidas entre instituciones y organizaciones.
Esas redes son importantes, acotó, para que se contrarreste la información errónea sobre la migración y los migrantes. “Es en estos espacios donde debe fluir la información correcta, además de visibilizar la existencia de los refugiados y no tener miedo al tema: los flujos masivos, las caravanas, los buenos o los malos, no son más que personas que como nosotros tienen necesidades pero también traen riquezas”.
Sin una cifra exacta de refugiados en México en este 2022, Domínguez Sánchez refierió que en 2021 el número de personas que solicitaron la condición de refugiados ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) fue de alrededor de 130 mil personas, “un numero relevante que indica que cada vez hay más personas que salen de su país para proteger su vida y la de sus familias”.
Recordó que desde su llegada a Puebla en 2020, la Acnur ha trabajado en fortalecer a los estados para que estos no generen mecanismos ni espacios independientes, pues las personas refugiadas son parte de un procedimiento ante el gobierno mexicano en el que son evaluados en su historia de vida que los hace no poder volver a sus países de origen.
Parte importante, continuó durante una entrevista, es el trabajo realizado con la Comar, que les ayuda a tocar la puertas de otras instituciones para visibilizar que existen los refugiados y tienen necesidades de salud, de educación y trabajo, mismas que deben tratar de ser cubiertas.
En Puebla, señaló Alejandra Domínguez, la Acnur trabaja en fortalecer el mecanismo de sistema de refugio al lado del Sistema Nacional de Migración, de la Secretaría del Trabajo para vincular a los refugiados de manera formal, de la Secretaría de Educación Pública para poder escolarizar a niños y adolescentes, y con la Universidad Autónoma de Puebla, con la cual se generan líneas de investigación y trabajos de incidencia social, así como con otras organizaciones civiles.
Acotó que el Encuentro de solidaridad contó con el valioso apoyo de la UAP así como del programa Casa de apoyo a refugiados, la Agencia de Cooperación Alemana, Iniciativa Ciudadana y Fundación Juconi.