La escritura como la gran invención humana y el libro como su contenedor, a la vez de guías, compañeros y “extensión de la memoria y la imaginación”, como escribió el escritor argentino Jorge Luis Borges, dan paso a la exposición Libros: del papel al asombro, de la tinta a la emoción que se exhibe en la Galería de arte del Palacio municipal.
En la muestra organizada por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla y expuesta hasta el 28 de enero se exhibe un conjunto de 60 títulos de diversos formatos, temáticas y perspectivas que llaman a apreciar el acervo literario y documental.
Como se anota en el texto de sala, “uno de los grandes miedos de la humanidad es el olvido”, por lo que, ante ello, se dio origen a una de las invenciones que definen al ser humano: la escritura, siendo que el libro sea la “necesidad de compartir ideas con el otro”.
“El infinito Juan de Palafox decía que el que se halla en un beneficio sin libros, se halla en una soledad sin consuelo, en un monte sin compañía, en un camino sin báculo, en unas tinieblas sin guía, entre muchas pasiones sin defensor, ni remedio”, se lee en las paredes de la sala.
En dicha exposición se contienen libros impresos ciudades diversas, en diferentes épocas y circunstancias que han pasado por muchas manos y han sido leídos por muchos. De paso, se indica que es un homenaje a las portadas de libros infantiles que se consideran “verdaderas obras de arte”, y en muchos casos pasan inadvertidas. Al mismo tiempo, es también un reconocimiento a los volúmenes que fueron un reto para editores e imprentas.
En la primera sala, el espectador podrá encontrar obras impresas en Amberes, Bélgica, durante el siglo XVII, todas ellas cargadas de imágenes simbólicas que estimulan el acto de imaginar.
También se exhiben impresos poblanos del siglo XVIII, entre ellos la famosa Misa Mozárabe, considerado uno de los libros más bellos impresos en Puebla, que va acompañado por un libro francés en el que se puede ver a Juan de Palafox frente a la virgen de Trapani.
Se añaden obras clave como Las calles de Puebla o la Loza Blanca y azulejos de Puebla, los cuales dejan ver la historia de la ciudad, que en este caso destaca porque se exponen primeras ediciones.
De igual forma, encontraran los muy reconocidos seis volúmenes de Las iglesias de México, escritos por el pintor mexicano Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, en los cuales se difundieron, por primera vez, las fotografías que Guillermo Kahlo tomó de varios monumentos religiosos del país.
Entre la colección de libros expuestos, destaca “una de las joyas que es difícil de encontrar en bibliotecas antiguas”: la primera edición de bolsillo del Quijote de Cervantes, impresa en 1782, en la que se contiene el mapa de los lugares donde ocurrieron las aventuras de este legendario personaje.
En la exposición Libros: del papel al asombro, de la tinta a la emoción también se pueden ver ejemplos de la caricatura, a través de dos tomos del periódico político más importante del siglo XIX en México: la Orquesta, el cual va acompañado de un libro francés poco conocido: La vida pública y privada de los animales, que por vez primera presenta la imagen caricaturizada de animales, una manera de criticar aquel momento social y político de Francia.
Aparece también un ejemplar de La divina comedia, de Dante, impresa en Barcelona, con una encuadernación de lujo, ilustrada por Gustave Doré.
Destaca la sala dedicada a mostrar libros que han sido dedicados al público infantil, considerado “un público exigente: si un libro les gusta lo leerán, releerán, comentarán y platicarán de él. Si no les agrada, simplemente no lo terminarán de leer, lo harán a un lado, fin de la historia”.
Se incluyen una selección de libros infantiles conocidos por su referencia en inglés como Pop up y que son un reto para la imaginación. Asimismo, se exhiben portadas que fueron bellamente ilustradas, libros que presentan formatos únicos, facsímiles de los primeros libros infantiles de historia mexicana, ilustrados por el famoso grabador José Guadalupe Posada.
De paso, a través de un código QR, se podrá descargar Del barro al papel, y de la imprenta al internet. Una breve historia del libro para niños, obra que también pueden conocer leyéndola directamente en los muros de la galería.
Parte importante es el apartado dedicado a la forma en que se escribía en Mesoamérica: con códices escritos en diversos formatos y escrituras. Como ejemplo, fueron los mayas que crearon un sistema de escritura silábica y de conceptos expresados en edificaciones, objetos, pintura mural y en sus libros escritos sobre papel de corteza de árbol conocido en maya como chuún.
Asimismo, en el centro del actual México, la escritura floreció por medio de un sistema de imágenes con significado, que es conocido como pictográfico, que como soporte utilizó pieles de animales, papel de corteza de árbol, papel de maguey y telas de algodón.
Tras la llegada de los mal llamados conquistadores y la destrucción de estos objetos, franciscanos como fray Pedro de Gante o fray Bernardino de Sahagún, entre otros, recuperaran algunos de estos saberes a través de la mezcla de la escritura pictográfica y caracteres latinos.
Hoy, los códices permiten conocer el pensamiento de quienes escribieron estos libros, de los cuales se han producido ediciones facsímiles, como las que se exponen en la sala para visualizar el tamaño, la complejidad y la calidad en los trazos y colores de los tlacuilos mesoamericanos.



