Anécdotas, testimonios, vivencias y referencias de los lugares, las costumbres y las formas en que se vivían los aspectos sociales, económicos, políticos y culturales de 1968 vistos desde los ojos de los jóvenes, constituyen el más reciente libro publicado por la historiadora Gloria Tirado Villegas.
En el volumen El 68 en Puebla y su universidad, la profesora investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP no “reduce” los acontecimientos del 2 de Octubre en testimonios tristes, cruentos o represivos, sino que escribe sobre los jóvenes de entonces y sobre la ciudad de Puebla.
La intención, dijo al presentar este título editado por Fomento editorial de la UAP, es que los jóvenes de hoy conozcan la manera en que los estudiantes de entonces formaron una actitud política que derivó en los movimientos estudiantiles de aquel año.
Todo ello, señaló acompañada por el también historiador René Rivas Ontiveros y el editor universitario Hugo César Vargas, en medio de un contexto sumamente conservador por un lado y por el otro con aspectos liberales francos, en una dicotomía que no solo se evidenciaba en la universidad, sino en la sociedad en general.
Refirió que aspectos como las huelgas y paros laborales en las textileras de la región; la dificultad económica de la propia universidad ante el retraso de los subsidios estatal y federal que no permitían cubrir el salario de los profesores y trabajadores, y las necesidades académicas de una institución que entonces tenía alrededor de 10 mil 500 estudiantes; la participación activa de los jóvenes en la Central nacional de estudiantes democráticos y su presencia en la llamada marcha por la libertad ocurrida en febrero de aquel año, fueron factores que abrieron el camino de este sector a la participación política.
“Estaban las venas abiertas y por ellas entró la inquietud política. Estaba además el contexto internacional, nacional y local. Había inquietudes, utopías, sueños y una ciudad en la que había una represión y una violencia simbólicas que derivó en huelga, de la cual sostengo, la UAP fue la primera universidad en entrar”.
Tirado Villegas, autora de por lo menos otros cuatro libros referentes al movimiento estudiantil de 1968, continuó que los jóvenes de entonces “aprendieron a perder el miedo” y a participar del acto del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco. Ejemplo de ello, refirió, fue la presencia de activos militantes como Enrique Cabrera Barroso y Joel Arriaga, ambos detenidos y llevados al Campo Militar número 1, y el segundo de ellos preso por tres años y 50 días en el Palacio Negro de Lecumberri, después asesinado.
De paso, la historiadora señaló que en el libro El 68 en Puebla y su universidad hace referencia al suceso ocurrido en San Miguel Canoa: la matanza de un grupo de estudiantes a manos de un pueblo encolerizado y cegado que acusó a los jóvenes de comunistas, ya que, si bien Puebla no tuvo “un 2 de octubre, sí tuvo un 14 de septiembre”.
En ese sentido, el historiador René Rivas Ontiveros consideró que el movimiento estudiantil de 1968 constituye el movimiento social más importante del Siglo XX, luego de la Revolución Mexicana, pues representó un cambio social, urbano, político y cultural de la historia reciente.
El participante del 60 estimó que, si bien el movimiento tuvo su epicentro en la capital del país y en instituciones como la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y la Escuela Nacional de Maestros, en su trabajo, su colega Gloria Tirado deja ver que también hubo un movimiento que “vino de la periferia, es decir, de la provincia”.
El académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón agregó que el 68 fue una síntesis de lo ocurrido en los años 50 y 60 del anterior siglo pasado, con los diversos movimientos suscitados en Guerrero, la Universidad Nicolaíta, las normales rurales, Puebla y la UNAM, así como Durango, Sinaloa y Morelia, hasta el verano de aquel año cuando se realizó la marcha estudiantil o ruta de la libertad que partió de Dolores Hidalgo hacia la Ciudad de México.
“El 68 no fue un movimiento social que surgió de la nada, pues no hubiera sido lo que fue sin el cúmulo de experiencias previas y las diversas estrategias de luchas y movilizaciones desde los años 50. Desde entonces a más de 50 años, hay luchas que no han fueron documentadas, que no se escribió sobre ellas en Puebla, y en diversos momentos de la universidad.
“No obstante, ahora ya están documentadas. Gloria ha jugado un papel de primer orden. Desde 2001 a la fecha, como investigadora nivel II del Sistema Nacional de Investigadores ha dado cinco libros bien documentados, artículos y capítulos”, consideró Rivas Ontiveros.
Completó que en “sus 20 partes que hacen las funciones de capítulos, su introducción, sus conclusiones y su rica bibliografía”, dejan ver que el libro El 68 en Puebla y su universidad, el movimiento estudiantil se mantuvo activo y al igual que en la Ciudad de México no surgió por casualidad, sino que fue resultado de “un largo y nada fácil proceso de politización estudiantil”.