La oficina de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, pidió a la Secretaría de Educación Pública en Puebla (SEP) se investigue el desmantelamiento de la biblioteca de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) “Paulo Freire”, luego de que fuera denunciado que el director Javier Mauleón Montero iniciara la remoción de la biblioteca a un espacio reducido, sacrificando con esto 30 mil libros y tesis que conforman, quizá, el acervo pedagógico más grande en Puebla.
Luis Benavides Ilizaliturri, académico e investigador que ha intervenido en proyectos educativos en más de 60 países y es uno de los creadores del Decreto de Creación de la UPN durante la gestión del entonces titular de la SEP, Fernando Solana, lamentó profundamente el hecho.
“La UPN fue planeada como una universidad de excelencia académica”, sostuvo y luego de un extenso recuento histórico sobre la destrucción de bibliotecas, Benavides atribuyó cada atentado, quema y aniquilamiento de textos a la ignorancia. “Los animales no tienen libros”, resumió.
“La única vez en que la Constitución Mexicana usa la palabra ‘lucha’ es en el artículo 3, que establece que todas las personas tienen derecho a la educación y asienta que se debe luchar contra la ignorancia”, explicó.
Javier Mauleón negó la entrevista a este medio y prohibió la entrada a la universidad y a la nueva sede de la biblioteca que mide 120 metros 2, (espacio menor a la sede original de la biblioteca de 260 metros 2) y que está construida con paredes de cristal, que en opinión de alumnos y maestros, dañará los libros que se logren salvar.
“¡Tiren los libros que no sirven!”
El primer acto de Javier Mauleón Montero al tomar el cargo de director de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 211 Puebla fue adjudicarse una plaza de las más altas y cotizadas, aunque no acredita los estudios requeridos ni ha sido dictaminados en el concurso de oposición. La segunda acción, calificada como más grave, fue ordenar la reducción de la biblioteca cuya construcción del acervo ha sido un esfuerzo de 40 años.
Este ejercicio del director y la subdirectora, Ofelia Piedad Cruz Pineda, se hace en el marco de una reestructura académica, plan que no ha sido informado a la comunidad escolar ni académica, quienes no tiene idea de lo que sucederá con la biblioteca que fue construida desde el proyecto educativo de la “UPN Ajusco”
Docentes, trabajadores y alumnos de la universidad, coincidieron en entrevistas que el director ordenó la edificación de un inmueble de 120 metros cuadrados –construida con recursos que habrían estado etiquetados para la UPN con sede en Huauchinango– y que tendría como destino “la nueva biblioteca”
Sin información oficial, integrantes de la comunidad universitaria se dijeron preocupadas por el acervo que llega a más de 30 mil títulos, no podrían contenerse en los pocos estantes que tiene la nueva sede de la biblioteca, que tampoco podría albergar la sala infantil, la zona de consulta cotidiana, zona de consulta especializada y espacios de acercamiento y debate de usuarios.
“Es de terror. Hasta ahora no sabemos que pasará con los libros que no se incluyan en un espacio ínfimo. Se dice que la biblioteca material será suplida por una biblioteca digital, a propuesta del subdirector de planeación Juan Manuel Morayta Mendoza, lo que es un despropósito, pues si se digitalizaran los libros –que sería un esfuerzo material y humano mayor–, no habría por qué desaparecer ejemplares, como ha ordenado a personal de la biblioteca”, señala un testimonio cuyo audio consta en esta casa editorial.
40 años: libro por libro, palabra por palabra
La biblioteca “Paulo Freire” de la UPN Unidad 211 comenzó como proyecto educativo de la UPN Ajusco y el crecimiento de su acervo fue un esfuerzo gradual que recupera muchas donaciones de materiales educativos, libros, tesis, revistas entre otros, hasta formar una de las bibliotecas especializadas en educación, quizá la más grande de las Escuelas Normales y Unidades UPN en la entidad.
Pero la biblioteca no ha sido una prioridad para algunas administraciones. En el año 1992 termina el apoyo de la UPN Ajusco y es el bibliotecario y su audacia lo que hace crecer la entonces incipiente biblioteca albergada prácticamente en una bodega.
El paso de cada rector por la UPN y la atención que dedicó a la biblioteca es lo que les retrata por los cuatro costados: se recuerda al rector Pedro Valdés, que hizo un lujoso edificio con pisos de mármol, dentro del campus, donde instaló una cafetería.
En 2011 llega el director José Luis Bolaños y una de las primeras tareas de la subdirección es rescatar esa biblioteca del lúgubre sótano donde estaba y lo traslada a la cafetería; incluso hace crecer el espacio, pasó de tener 100 m2 a tener 260 m2 además de una inversión importante en libros. Creció el acervo de cuentos infantiles al punto que se creó un área de lectura infantil, además de acondicionar una sala de lectura para adultos, la sala de consulta con equipo de cómputo y procesos técnicos.
Este modelo permaneció hasta este 2025, pues ahora en el nuevo edificio de 120 m2 hay cinco estantes y un área de consulta digital. El acervo infantil, por ejemplo, desaparecerá, así como las tesis de egresados. Aún no se sabe si serán donados, destruidos o repartidos, confesaron trabajadores de la UPN.
La ambiciosa digitalización
Hasta el momento, la poca información que circula es que la UPN Unidad 211 se sumará a las bases de datos que usa la biblioteca Torres Quintero de la UPN Ajusco. Pero esas bases de datos tienen un alto costo.
Bibliotecarios consultados coinciden en que las cotizaciones de acervos digitales son muy costosas, implican editoriales y empresas internacionales –no nacionales– las que dan acceso a las bases de datos con un costo de mil pesos por usuario, y piden un requisito de contratación de mil estudiantes, es decir, al menos se pagaría un millón de pesos anuales para tener acceso a la consulta.
Benavides: destruir una biblioteca es un acto miserable
Luis Benavides Ilizaliturri, consejero de múltiples Ministros de Educación en medio centenar de países y generador de modelos educativos cuya aplicación innovadora ha sido reconocida por la Unesco, la OEI, la OEA y varios gobiernos extranjeros, lamentó el hecho, pero no se dijo sorprendido, pues dijo que la destrucción de libros ha sido una constante en la historia.
“Son ‘mentes salvajes’ los autores de estas barbaries; es más fácil destruir que crear. Quien quema libros no ve el mal que hace a la humanidad, la humanidad es lo cercano, hiere la historia del ser humano. En el fondo, es la destrucción del otro. Es un crimen”, sostuvo.