El actual mandatario estatal está cumpliendo la mayor parte de su gestión, desde ahora se registra el aceleramiento de la cuenta regresiva de lo que es su periodo, pero ya se puede adelantar algunas consideraciones de lo que fue su paso por la gubernatura, en un Estado caracterizado por su conservadurismo, sobre todo de la zona conurbada a su capital.
No obstante que se habla, con mucha certeza, que a Miguel Barbosa Huerta se le había escamoteado el triunfo cuando declararon ganadora a la esposa de Moreno Valle, para ganar en la elección siguiente al fallecimiento de la gobernadora. El morenista llegaba a la máxima responsabilidad poblana, con un antecedente negro por su paso con Los Chuchos, corriente perredista muy desprestigiada, de la cual pudo diferenciarse a tiempo, pero no logró por entonces borrar plenamente su pasado.
El puente tendido con el lopezobradorismo cuando Barbosa se encontraba en la última etapa a la cabeza del grupo parlamentario del PRD en el Senado, en lo personal creo que se profundizó, cuando la cúpula chuchista intentó darle un golpe de estado impulsando a la esposa de Jesús Ortega, Angélica de la Peña. Ellos facilitaron las cosas para que el hoy gobernador decidiera el camino a seguir, atrayendo a la mayoría de los legisladores de la Cámara Alta del partido del sol azteca.
Su trabajo como gobernador le fue dando su propio estilo de gobernar; corroboró en la práctica sus dichos; no se dejó influir con los hombres del dinero (que Bartlet en su momento había llamado comerciantes), hizo patente la lucha contra la corrupción, lo cual valió la salida de algunos de sus colaboradores, en muchas ocasiones se diferenció de funcionarios federales o de antiguos amigos como Mario Delgado, pero nunca dudó ni ha dudado de la autoridad del presidente de la República.
Recibió la administración con una multimillonaria deuda, la cual ha podido sortear con una política de austeridad. Esto no es una cuestión menor, más cuando sus detractores le critican que durante su periodo no ha habido obras de relumbrón, pero si ha logrado sortear el hoyo financiero dejado por quienes lo antecedieron.
Tampoco podemos olvidar que en su periodo se dio la pandemia y que el sistema poblano de salud lo encontró colapsado y durante un tiempo, con insuficiente abasto de vacunas provenientes del gobierno federal, cuestión que desde un principio denunció. Al respecto fue elocuente sus diferencias con el subsecretario López Gatell. Los resultados al respecto ahora son elocuentes y positivos.
Desde mi punto de vista, falta trabajar más en el combate al crimen organizado y a la inseguridad, pues más allá de lo hecho, subsiste la percepción ciudadana de que no es segura la entidad y, lo que, si es cierto, es que hay zonas o regiones del Estado donde no se puede entrar, ni siquiera las fuerzas de seguridad. Más allá de lo avanzado, este es un pendiente, lo que no quiere decir que el balance general se negativo, al contrario.
Finalmente, no debemos analizar el trabajo del gobernador sin considerar los resultados en las pasadas elecciones internas morenistas, que eligieron 136 consejeros (as) de un total de 150, identificados como barbocistas. Por algo será.