Una manifestación inusual cruzó las calles de Puebla. Al grito de “A Elena no se le olvida, se honra y se le cuida”, un conjunto de profesoras y alumnas universitarias marcharon del edificio Arronte hacia el parque de san Luis para pedir que la figura de la escritora Elena Garro, su memoria y su legado, dejen de ser insivilizados y más bien sean revalorados y revisitados no sólo por quienes la estudian, sino por la ciudadanía y las autoridades en general.
Una Elena de algún material parecido al bronce permanece sentada, empequeñecida, vandalizada, ignorada y de espaldas al llamado Corredor 5 de mayo que hizo la pasada administración municipal del panista Eduardo Rivera. Sin algunos de sus dedos, que fueron cercenados para ser vendidos, la figura de la escritora considerada “la madre del Realismo Mágico”, sólo superada por Sor Juana Inés de la Cruz y denostada por sus contemporáneos, fue rodeada -quizá por primera vez- por sus lectoras.
Diana Hernández Juárez y Alma Guadalupe Corona Pérez, profesoras investigadoras del cuerpo académico Márgenes al canon literario hispanoamericano, encabezaron el acto En recuerdo y rescate de Elena Garro, cuya finalidad es pedir a las autoridades municipales que la escultura ubicada en el parque de san Luis, en la 10 Poniente y 5 de mayo, sea cambiada de lugar hacia una de las bancas que están frente a la entrada del edificio Carolino de la BUAP.
Acompañadas de Elvira Ruiz Vivanco, también profesora de la Escuela de Artes, dramaturga y creadora teatral, así como de un conjunto de “elenistas”, es decir, de jóvenes estudiantes del Seminario de Periodismo cultural y del curso de Géneros periodísticos del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP, Diana Hernández y Alma Guadalupe Corona resaltaron la vida y obra de la prolífica autora nacida en Puebla el 11 de diciembre de 1916, y fallecida en Cuernavaca, Morelos, el 22 de agosto de 1998.
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Señalaron que por décadas Elena Garro fue eclipsada y menospreciada lo mismo por el grupo intelectual de su época que las autoridades culturales. “Octavio Paz fue el primero que la eclipsó porque ella fue su primera esposa. Desde ahí tenemos una sombra muy fuerte contra la que estuvo que estar luchando viva y creo que aun muerta”, afirma la profesora Alma Guadalupe Corona, estudiosa de Elena Garro.
Indicó que es el momento de recuperarla pues incluso “no está tan olvidada”. Ejemplo de ello, continuó, son más tesis de licenciatura y de grado que estudiantes de la BUAP le han dedicado a la también dramaturga. “Tenemos más bases suficientes para revitalizarla, mostrarla y demostrarle a las poblanos y a las poblanas quién es Elena Garro”, confió la profesora universitaria.
Definió que la autora de Los recuerdos del porvenir y Semana de colores vivió en un momento crucial de México, que le obligó a salir del país, siendo incluso modelo de alta costura que luego regresó al país eclipsada, menospreciada, en la pobreza, resistiendo hasta hoy, que ya es reconocida.
“Tenemos que seguirla reconociendo, tenemos que seguir revitalizando esa memoria, este recuerdo y esta obra”, dijo Corona Pérez, al apuntar a una de las recientes ediciones hechas entre la BUAP y Porrúa.
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En su caso, Elvira Ruiz recordó que si bien en 2016, en el marco del centenario del nacimiento de la autora multifacética que escribió novela, teatro y ensayo histórico se montó una placa en la calle 7 Poniente para marcar la casa en la que se supone nació, la figura de una mujer como Elena Garro no debería quedarse constreñida en aniversarios o actos políticos, sino que debe darse una revaloración integral.
Podría ser, remarcó, que la Feria Nacional del Libro de la BUAP que este año cumple su edición 38 tome el nombre de Elena Garro, sobre todo en el contexto que, por primera vez, una mujer ocupa la rectoría de la universidad.
“Para las nuevas generaciones, esta autora es tan recursiva como sus Recuerdos del porvenir, es tan monumental estructuralmente el sentido justiciero, pero sobre todo como se adelanta más de medio siglo en un discurso en pro de la mujer, un feminismo sensible desde el talento de la letra que entra afilada”, afirmó la hacedora teatral.
En suma, coincidieron que reubicar la escultura de Elena Garro es recuperar la memoria y legado de la escritora pues, incluso, “honrarla es honrar a todas las jóvenes, a todas las poblanas que trabajamos día con día, y que nadie se acuerda de nosotras”.