El domingo 5 de junio será un día más en la supuesta democracia electoral mexicana. Y lo resaltante es que las malas prácticas: compra de votos, acarreos, ausencia de propuestas, guerra de lodo y desatinos, entre muchas otras cuestiones lamentables, sigue escalando.
Los partidos tuvieron a su alcance 5 millones de anuncios propagandísticos, los cuales fueron de lo insustancial a lo cómico. Propuestas generales que, creían ser atractivas, pero se quedaron en lo banal.
Ningún candidato a gobernador, según un estudio de la empresa Nolan, resultó progresista de izquierda, e incluso el abanderado de Morena, en Puebla, Abraham Quiroz, fue catalogado conservador de derecha por sus planteamientos (Carlos Puig, Milenio, 1 de junio).
Los partidos, según algunos datos, gastaron de 5 a 6 mil millones de pesos en esta actividad insustancial. Aunque para el director de La Jornada de Oriente, Aurelio Fernández, dicha cifra la erogó solo Rafael Moreno Valle en sus apoyos a su cachorro Antonio Gali (Puebla) y en los comicios de Veracruz y Oaxaca, entre otros.
En la CdMx, al decir de Morena y PAN, se contrató a cinco mil personas con un salario de cuatro mil pesos mensuales durante tres mese para hacer propaganda a favor del PRD. O sea, se dilapidaron millones de pesos.
Luis Carlos Ugalde, quien fuera presidente del IFE, señaló que el flujo de efectivo durante las elecciones crece en dos mil millones de dólares. Se trata de un financiamiento ilegal, a todos luces. Sin que las autoridades, ni la Fepade ni la secretaría de Hacienda, hagan nada.
Para Eduardo Huchim (Reforma, 1 de junio), hay focos rojos antes de la votación, que no son vistos por la autoridad, por lo tanto el presidente del INE fue de Lorenzo el magnífico a Lorenzo el daltónico.
