Guardando las proporciones, el triunfo de Norma Layón Aarún en la elección de alcalde de San Martín Texmelucan tiene la misma falta de credibilidad que en 2018 tuvo la supuesta victoria de Martha Erika Alonso Hidalgo en la disputa de la gubernatura de Puebla. No solamente por las múltiples anomalías ocurridas durante los comicios, sino porque en ambos casos sus resultados de votos no coincidían con las tendencias reflejadas por el electorado.
Estas son 3 datos que muestran ese paralelismo:
Primero: en 2018, la ola obradorista arrasó en Puebla, de tal manera que Morena ganó la elección de senadores, así como la mayoría de los diputados federales, legisladores locales y las alcaldías de los municipios más poblados del estado. Por eso resultó carente de congruencia y credibilidad que las cifras oficiales –en aquel entonces– del Instituto Estatal Electoral (IEE) le dieran al PAN el triunfo para la gubernatura en la figura de Martha Erika Alonso Hidalgo.
Simplemente no se puede concebir que alguien gane la gubernatura perdiendo su partido todas las alcaldías y diputaciones más importantes. Por esa razón en 2018 hasta importantes líderes del PAN reconocían en voz baja que no era verosímil la supuesta victoria de Alonso Hidalgo en la titularidad del Poder Ejecutivo.
Ahora pasa la mismo. El domingo pasado la tendencia que en 2018 hubo a favor de Morena en la zona metropolitana de Puebla se invirtió y en los actuales comicios arrasó el PAN, al ganar la capital, San Pedro y San Andrés Cholula, Coronango, Cuautlancingo y Juan C. Bonilla. Es decir, hubo una ola de votos imparable a favor del albiazul en las zonas urbanas más importantes del centro de la entidad. Menos en San Martín Texmelucan, Amozoc y Huejotzingo.
En Amozoc se sabe que se habría inflado la votación con unos 3 mil integrantes de la Iglesia de la Luz del Mundo que se trajeron de otros estados del país para hacer ganar a la mala a Mario de la Rosa Romero, el abanderado de Morena.
En Huejotzingo el líder político de la alianza PRI, PAN y PRD, Carlos Morales, desapareció a la mitad de la campaña electoral federal –cuando todavía no iniciaba la campaña local– huyendo de un proceso penal en su contra, por lo que prácticamente en este municipio Morena no tuvo contrincante.
Y en San Martín Texmelucan, Norma Layón entró a la contienda con un 80 por ciento de rechazo –de acuerdo con varios estudios de opinión pública– y el domingo, en la contabilidad de todos los partidos, aparecía con alrededor de 4 mil votos, por lo que resulta nada creíble que en el cómputo se haya disparado su cifra de sufragios a más de 8 mil.
Aunque ya se hizo oficial por el IEE el triunfo de Norma Layón, es un resultado que no tiene credibilidad entre los propios miembros de Morena. Ayer varios dirigentes de esta fuerza política se comunicaron con este columnista para expresar un: “así no”, al no estar de acuerdo con que se gane San Martín Texmelucan con practicas fraudulentas.
Segundo: en 2018, un componente a favor de Martha Erika Alonso fue que el morenovallismo, la fuerza política dominante, tenía un control del Instituto Estatal Electoral a través del presidente del organismo Jacinto Herrera, quien era hijo de un destacado funcionario del gobierno estatal.
Ahora en San Martín Texmelucan llamó la atención que a una juez de paz de este municipio, Verónica Castro Amador, quien está bajo las órdenes de Norma Layón en el ayuntamiento, la nombraran integrante del Consejo Municipal Electoral del IEE. Lo cual lleva a suponer que el árbitro de la contienda actúa con parcialidad hacia la edil que buscó reelegirse.
Curiosamente el triunfo de Layón no se generó en las cifras que los partidos y candidatos tenían en la noche del domingo y el lunes al medio día, con base en las actas de escrutinio de las casillas, sino la ventaja de la edil con licencia se produce en función de graves yerros del IEE, que van desde una mala impresión de la documentación electoral, fallas en el programa de resultados preliminares y luego en el reconteo de los sufragios.
Tercero: hace tres años la elección estuvo impregnada de violencia, por grupos que pistola en mano llegaron a robar casillas. El propósito no fue exactamente alterar los resultados de la contienda con el hurto de paquetes electorales, sino el objetivo fue crear un ambiente de miedo y de confusión que permitiera manipular –por el morenovallismo– los resultados de la contienda.
El domingo pasado el municipio de San Martín Texmelucan fue parte de las 12 plazas en que hubo conflictos en los que salieron a relucir armas de fuego. Alguien quería sembrar el miedo y el desorden. Obviamente no lo iban a hacer los que estaban en los primeros lugares de las tendencias electorales. Todos voltean a ver a quien el pasado 6 de junio estaba perdiendo la contienda en las urnas.