En medio del reciente anuncio del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (SITIAVW) sobre un recorte de cuando menos mil 93 obreros, por baja en la producción de 50 mil unidades, la memoria colectiva revive un episodio similar ocurrido en 1992, cuando la armadora germana despidió a 2 mil operarios.
En ese año, la planta de Puebla vivió uno de los episodios más complejos en su historia laboral. Según se relata en el texto “Breve Historia del Sindicato Independiente de Volkswagen de México”, de Yolanda Montiel H., tras un conflicto interno entre la dirigencia sindical y un sector importante de los trabajadores, la empresa respondió con un paro patronal, apoyada por instancias federales y estatales.
El resultado fue la terminación del contrato colectivo y la reincorporación selectiva de 10 mil de los 12 mil empleados, bajo nuevas condiciones y con la modificación de 53 de las 72 cláusulas del acuerdo laboral vigente, evidenciando una reestructuración que mermó la protección de los derechos de los trabajadores.
La empresa impuso la introducción de un nuevo sistema de trabajo basado en la flexibilidad y la unilateralidad en las decisiones, dejando fuera la participación sindical y disminuyendo la bilateralidad en la toma de acuerdos.
Muchos de los empleados que no fueron recontratados buscaron negociación para su liquidación, sin el apoyo previo que caracterizaba a los mecanismos colectivos. Como describió una trabajadora: “Más que nada, ahora no hay seguridad en tu trabajo, y eso hace que no ponga uno empeño”. La falta de información y comunicación entre la base y el nuevo comité aumentó la inseguridad y desconfianza interna.
Tres décadas después, Volkswagen Puebla se prepara para despedir nuevamente a poco más de mil empleados, en una decisión que se justifica oficialmente por “ajustes productivos” y la necesidad de mantener la competitividad frente a la reducción global de ventas y la automatización de varios procesos industriales.
Ya en 1992, el laudo emitido por las autoridades laborales favoreció a la empresa, pues además de avalar el recorte y las condiciones impuestas, limitó la capacidad de respuesta del sindicato y sentó un antecedente en la industria automotriz nacional.
La referencia histórica al despido de 2 mil trabajadores funciona como espejo para el contexto de 2025, donde los movimientos corporativos y los reajustes continúan definiendo el rumbo del empleo en la región de Puebla.
La historia documentada en el análisis de Yolanda Montiel Hernández muestra que estrategias similares no han resuelto de fondo ni la estabilidad productiva ni la certidumbre laboral en la planta. La referencia a 1992 cobra relevancia en la discusión actual.
De consumarse el recorte de mil 93 obreros, sería el segundo despido que realiza en el año, pues el primero fue de 156 trabajadores (no sindicalizados), debido a que Volkswagen de México dio por finalizado el contrato para la operación del almacén de refacciones con Volkswagen Group Services México.


