Viernes, abril 19, 2024

El que nace gordo, aunque lo fajen

Destacamos

México es uno de los países en el mundo en el que un gran número sus habitantes tienen sobrepeso u obesidad. La manifestación más evidente es la acumulación de tejido adiposo en el abdomen —grasa en la panza para no andar con miramientos— amén de trastornos metabólicos que minan progresivamente la salud. La obesidad es el quinto factor principal de riesgo de muerte en el planeta. Según estadísticas de la OMS[1], desde 1975 la obesidad casi se ha triplicado en el mundo, hace sólo 5 años se sabía que más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenía sobrepeso y el 13% eran obesos, en la misma fecha 41 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso o eran obesos y había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad. Seguramente, cuando cursó usted la educación primaria, tuvo algún compañerito al que le decían “el gordo” o “el mantecas” (póngale cualquier apellido). Hoy día, habría que buscar con cuentagotas al niño o niña que no tiene sobrepeso como mínimo.

Este tema produce inquietud en muchos, incluyendo al que esto escribe, pero más vale abordarlo de frente que darle vueltas “sin ton ni son”. Para empezar creo que debemos aplaudir las medida del gobierno federal para colocar en los empaques de los alimentos las visibles etiquetas frontales negras —octagonales— de advertencia con las leyendas en letra blanca que manifiestan “exceso calorías”, “exceso grasas saturadas”, “exceso sodio”, “exceso grasas trans” y “exceso azúcares”, porque ante una indicación tan provocadora no hay engaño y esta disposición constituye un importante primer paso que, en justicia, ya se encontraba en los productos alimenticios con las 6 etiquetas oblongas que informaban de esto mismo, pero con poca claridad. Se sigue conservando la información nutrimental en los envases de los alimentos, impresa con la habitual letra chiquita que solo leemos cuanto estamos de “ociositos”. Ahora, solo falta que se indiquen los elementos que contienen por una porción determinada.

Otra medida positiva ha sido sin duda la ley aprobada que prohíbe la venta de comida chatarra en las escuelas, pero también en lugares muy cercanos a los centros educativos. Ya los chamacos tendrán más dificultad para comprarse a la salida de clases sus churritos, chicharrones de harina aderezados con salsa; los pepinos, piñas, jícamas y perones con chile, los saladísimos y ácidos “chamoyes” y los refrescos embotellados de todos colores y tamaños que de vez en cuando podrán consumir, pero no todos los días. Ahora, quedará bajo la responsabilidad exclusiva de los padres de familia si quieren atiborrar a los chamacos de toda la chatarra que se ofrece y criar gordinflones y gordinflonas. Las imágenes caricaturizadas de animalitos como pingüinos, tigres, gansitos, ositos, osos panda, gatos, elefantes, perritos y demás animalitos que identifican —por medio de la estrategia publicitaria— con diversos productos alimenticios de baja calidad que están dirigidos a los niños, desaparecerán con el nuevo etiquetado. Si se trata de ver caricaturas o ilustraciones existe mucho material literario y fílmico de buena calidad que disfrutaría la chamacada sin necesidad de echarle más manteca a la “alforza”.

Por supuesto que no faltan los disque “nostálgicos” que afirman que “amaban” esas imágenes y que seguramente, cuando niños, se atascaron de los productos que representaban los “monitos”. Dice uno de estos afligidos consumidores de cantidades ingentes de azúcar, sal, harina y colorantes químicos: “siento un montón de tristeza por las nuevas generaciones que nunca conocerán a Pancho Pantera, el Tigre Toño, Chester Cheetos y a otros amigos (sic)”. No cabe duda de que los publicistas han creado generaciones de auténticos zombis, manipulados por la publicidad emocional, los cuales se pasan afirmando que “aman” a las cosas. Aunque debo reconocer que, hace algunos años, no faltaba aquel que solía decirle al sujeto de su amor la conocida frase: “te quiero como a mis zapatos viejos”.

Los niños son los blancos perfectos de la publicidad de muchos objetos que logran captar su atención y generar un antojo, lo cual sumado al amor que sus padres les tienen crean el binomio perfecto del consumismo. ¿Quién no haría lo posible por cumplirle a la criatura un capricho o dos? Por eso el “día del niño”, los cumpleaños, la Navidad, los Reyes Magos y las llamadas “graduaciones” del Jardín de Niños, de la educación primaria, de la secundaria y la preparatoria son festejadas a todo trapo, aunque los niños y los adolescentes “graduados” no obtengan ningún grado, sino la conclusión de diferentes etapas de su instrucción. Los únicos grados académicos que cuentan son los correspondientes a la formación que proporcionan las instituciones de educación superior, como universidades y establecimientos de enseñanzas técnicas con la licenciatura, la maestría, el doctorado y otros.

La oferta gastronómica de la llamada “comida rápida” encierra otros peligros que repercuten en nuestra salud. No digo que en alguna ocasión no podamos cumplir el antojo de comernos algunas frituras, pero el hacerlo con frecuencia afecta nuestra calidad de vida e impacta en el presupuesto de salud pública. La gordura tiene una relación directa con enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes y padecimientos cardiovasculares. Existen muchos factores sociales y culturales que contribuyen al sobrepeso y la obesidad. Las medidas que han tomado los gobiernos anteriores al actual para tratar de reducir esta tendencia de las personas de ingerir cuantas cosas se anuncian mañosamente han sido importantes, pero insuficientes. Tendrá que seguirse actuando en pro de un consumo más racional desde la más tierna infancia a la par que se oriente a los padres en la escuela, en el trabajo, en los escenarios públicos y en todos los lugares posibles y así contrarrestar a la publicidad engañosa que relaciona la felicidad con la “tripa”.

Como nos podemos dar cuenta, los temas alimentarios dan para muchas columnas como esta y seguramente seguiré tratando estos temas que nos conciernen a todos, porque no existe nadie que esté sano que no le “entre al quelite”o trabaje para “ganarse la chuleta”, porque “a falta de pan tortillas” y aunque se diga que “no solo de pan vive el hombre”, no nos vaya a pasar como aquel señor que tenía un burro que comía mucho y por esa razón ideó ahorrar en la alimentación del animal, para lo cual intentó irlo acostumbrando a comer menos y cuando ya estaba a punto de lograrlo el pobre burro se murió. Pensemos un poco más en nuestra dieta diaria, en los excesos y las carencias que incluye y tratemos de invertir el conocido refrán popular: “el que nace gordo, aunque lo fajen”.

[1] https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detali/obesity-and-overweight [Consultado: 17 abril de 2020]

Ultimas

Vecinos de Los Héroes piden apoyo a José Chedraui para resolver el grave problema de escasez de agua

Vecinos del fraccionamiento Los Héroes pidieron este viernes apoyo a José Chedraui Budib, candidato de Seguimos Haciendo Historia a...
- Anuncios -
- Anuncios -