“El problema de la contaminación del río Atoyac está sobre diagnosticado”, advirtió la activista y académica, Lluvia García Vilchis, agregando que, a pesar de los múltiples análisis y estudios presentados por organizaciones y científicos, no se han implementado soluciones efectivas con una perspectiva integral de la cuenca.
Durante el foro “Verdaderas soluciones a la catástrofe del río Atoyac”, celebrado ayer en la Casa de Lectura Gilberto Bosques del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla, García Vilchis argumentó que la falta de una visión de cuenca ha limitado severamente la capacidad para resolver los graves problemas de contaminación que afectan al río.
“El río no es solamente el río, sino todos los afluentes que lo alimentan y la carga que lleva”, destacó, subrayando la necesidad de adoptar estrategias más amplias y sistémicas en las recomendaciones y acciones. Entre las principales fuentes de contaminación, señaló a las industrias textiles, químicas y petroquímicas, así como a las descargas domésticas de aguas residuales no tratadas, que contienen altos niveles de materia orgánica y patógenos.
En este contexto, García Vilchis criticó severamente a la empresa concesionaria Agua de Puebla, afirmando que no garantiza el saneamiento del agua que vierte al Atoyac, a pesar de cobrar por este servicio. “Nosotros hemos presentado datos que demuestran que no cumplen con la norma y que están 12 veces por encima de los límites permitidos”, aseveró. Este incumplimiento, añadió, no solo representa una incongruencia, sino también un problema de salud pública, pues la contaminación está directamente vinculada con enfermedades graves como la leucemia infantil y la enfermedad renal crónica, cuya incidencia y mortalidad en Puebla y Tlaxcala son alarmantemente altas en comparación con el promedio nacional.
La académica también presentó mapas que ilustran cómo las actividades económicas de alto impacto, como la industria textil y la alimentaria, están concentradas en las orillas del Atoyac y sus afluentes, evidenciando la falta de regulación en el manejo de residuos industriales. Además, destacó que la ausencia de políticas públicas eficientes, sumada a la corrupción y la falta de presupuesto, han perpetuado la contaminación y sus efectos negativos en la salud, la economía y la infraestructura.
García Vilchis llamó a reestructurar las políticas ambientales desde una perspectiva integral y colectiva, que incluya a los sectores afectados y promueva soluciones sustentables. “El vivir en un río muerto genera problemas a la salud, a la economía y a la reproducción de la vida material”, sentenció, insistiendo en que solo una organización adecuada del uso del agua permitirá revertir esta crisis.
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