El Plan Nacional Hídrico 2024-2030 “es lo mismo de siempre”, pues no ofrece soluciones integrales para la limpieza del río Atoyac, con una visión de cuenca, y sigue considerando a las plantas de tratamiento como el principal factor de limpieza, indicó Alejandra Méndez Serrano, directora del Centro Fray Julián Garcés de Derechos Humanos.
Al participar en e el foro “Verdaderas soluciones a la catástrofe del río Atoyac”, celebrado ayer en la Casa de Lectura Gilberto Bosques del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla, la activista denunció que las estrategias gubernamentales para el saneamiento del río han fracasado y, en algunos casos, han agravado la problemática de contaminación.
Meza señaló que los esfuerzos se han centrado únicamente en la construcción de plantas de tratamiento, lo que ha derivado en gastos millonarios sin resolver el problema de fondo.
“Siempre que se habla de saneamiento, se habla de plantas de tratamiento. Llevamos millones de pesos, sexenio tras sexenio, diciendo que se construyen plantas de tratamiento. Sin embargo, la situación sigue igual o peor”, afirmó Méndez, haciendo referencia a la falta de resultados tangibles pese a las inversiones gubernamentales.
La activista criticó que, aunque las plantas de tratamiento son construidas por el Estado, no existe un seguimiento adecuado para garantizar su funcionamiento y efectividad. Según explicó, muchas de estas instalaciones operan de forma deficiente o ni siquiera llegan a activarse después de su inauguración oficial.
“Claro, la planta de tratamiento la construye el Estado, pero, ¿y después? No hay una política integral que asegure que realmente cumplan con su objetivo”, enfatizó.
Meza señaló que las autoridades han adoptado una visión limitada al considerar que la solución al problema de contaminación se reduce únicamente a construir infraestructura, sin abordar las causas estructurales de la contaminación, como las descargas industriales no reguladas y la falta de educación ambiental en las comunidades.
El río Atoyac, que recorre los estados de Puebla y Tlaxcala, es uno de los cuerpos de agua más contaminados del país debido a la descarga de residuos industriales y domésticos sin tratamiento previo. Esta situación no solo afecta los ecosistemas locales, sino que también representa un riesgo para la salud de las comunidades que dependen del río para actividades agrícolas y domésticas.
Meza alertó que la persistencia del problema está llevando a una crisis ambiental y social que requiere atención inmediata. Además, subrayó que la construcción de infraestructura sin planeación estratégica perpetúa un ciclo de gasto público ineficiente que no beneficia a la población.
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