La alienación se refiere al despojo de la conciencia social de las personas, ya sea la alienación como una abstracción o como una consecuencia de las relaciones de producción que escinden al ser humano de su conciencia social y le convierten en una masa acrítica de la sociedad, la alienación representa una estrategia aletargante al servicio de la acumulación de capital.
La alienación política, ha resultado de gran utilidad al Estado y al capital, de tal forma que se han instaurado, a través de la historia, diversas técnicas y mecanismos para tener a la gran masa de la sociedad en estado alienado. La alienación impacta en las deshumanizadas condiciones laborales, los procesos de empobrecimiento y violencia, los despojos y desplazamientos, el deterioro ambiental, los contenidos mediáticos centrados en la violencia, el sexo, las adicciones y que subsumen a la juventud y el resto de la población a prácticas banales, los cinismos fascistas y genocidios, y promueve diversos fundamentalismos, y se ha demostrado que sin importar la vertiente ideológica de los fundamentalismos, todos terriblemente dañinos.
El sistema continúa empleando las añejas estrategias mediáticas para mantener a la población acrítica y fortalecer las prácticas de opresión que favorecen a la lógica capitalista. Por ello, urge el desarrollo del pensamiento crítico que guíe la acción social. La mirada crítica se convierte en un deber cuando las injusticias se han convertido en una norma, desde las estructuras institucionales. Resulta fundamental promover una filosofía disruptiva contra los procesos alienantes del imperialismo cultural.
La filosofía, la lectura, el arte, la reconciliación con la Madre Tierra y su cuidado, la construcción de prácticas sustentables y sostenibles de la vida, se convierten en herramientas para combatir la alienación, que impide el pleno bienestar de la humanidad. El pensamiento crítico, que guíe nuestro actuar es, en estos momentos, fundamental contra la propaganda que subsume, que deja inerte a la población, subsumida a la lógica del capital desde los ámbitos más íntimos y los espacios más personales como la recreación, el tiempo libre y el ocio.
Una propuesta es partir de recuperar el tiempo de ocio, como un derecho y fuera de las lógicas del capitalismo. El ocio como estrategia contra la alienación; el ocio como espacio para el bienestar, para el desarrollo del pensamiento crítico y creativo fuera de las lógicas de la acumulación de capital y por el cuidado de la vida.
Resulta fundamental que las comunidades puedan tener el control de su tiempo de ocio, no como resultado de la influencia mediática subsumida al consumo, sino desde la creatividad, desde el pensamiento crítico, desde la filosofía para la emancipación. Una revolución política, social, cultural y ambiental exenta de las actuales formas de explotación, violencia y enajenación. El ocio desde una filosofía que promueva el bien común, el análisis de la realidad, la salud integral, favoreciendo la recuperación social de los medios de producción para el bienestar colectivo, desde una praxis transformadora y por la justicia socioambiental.
También puedes leer: Recuperar la noche