México no puede continuar con la política económica predominante causante de nuestros problemas. La economía muestra un pobre crecimiento de 0.9% promedio anual de 2018 a 2024. Desde que empezó el neoliberalismo hemos venido creciendo cada vez menos. De 2000 a 2018 se creció a 2.1% promedio anual; de 1990 a 2000 se creció a 2.4% promedio anual y cuando no había políticas neoliberales y el gobierno controlaba el banco central y regulaba el movimiento de mercancías y capitales y al sector bancario se creció a 6.4% promedio anual de 1939 a 1981.
México ha caído en creciente dependencia y vulnerabilidad respecto a la entrada de capitales y mayor extranjerización y desigualdad del ingreso. En el primer trimestre de 2024 70.1% de la población económicamente activa gana hasta dos salarios mínimos y solo 29.9% gana más de dos salarios mínimos. Ello evidencia que no se pueden mantener las políticas neoliberales de libre mercado que actúan a favor del sector financiero y de las empresas transnacionales y son responsables de los problemas que el país enfrenta.
No ha habido democracia en la toma de decisiones de la política económica. Si hubiera democracia no tendríamos los problemas de desempleo, subempleo, miseria y gran desigualdad del ingreso.
México no puede seguir marginando su sector productivo, dadas las presiones que los rezagos productivos están ocasionando sobre el crecimiento de importaciones, el déficit de comercio exterior, como sobre precios, además de frenar el crecimiento económico. Ello ha sido consecuencia de las políticas de alta tasa de interés, austeridad fiscal y demás políticas neoliberales que actúan contra la inversión.
Las políticas económicas no pueden seguir favoreciendo al sector financiero y a las empresas transnacionales como hasta ahora, sino deben impulsar el desarrollo productivo, agrícola e industrial, como la generación de empleo bien remunerado.
Se debe incrementar la demanda para estimular la inversión productiva y para ello se tiene que aumentar el gasto público, los salarios (no solo el salario mínimo, sino todos) y establecer bajas tasa de interés, así como regular la libre movilidad de mercancías y capitales para evitar filtración de demanda hacia importaciones, como acciones especulativas de salida de capitales que actúan contra el crecimiento económico.
No se vislumbra que el gobierno pueda instrumentar política industrial, debido a que no bajarán la tasa de interés, ni incrementarán el gasto público, debido a que están preocupados a que les puedan bajar el grado de inversión y tienen temor a que el capital externo ubicado en deuda pública salga del país y se comprometa el financiamiento del déficit externo y se devalúe la moneda. De ahí la importancia de que el gobierno retome el manejo soberano de la política monetaria y fiscal a favor del crecimiento y proceda a controlar y regular el movimiento de capitales para evitar prácticas especulativas que puedan devaluar la moneda y desestabilizar el sistema bancario y financiero y a la economía. Ello le permitiría bajar la tasa de interés, incrementar el gasto público para impulsar la inversión productiva. De no incrementarse la inversión productiva, la economía seguirá viendo reducido su crecimiento potencial y con ello su incapacidad de reducir el déficit externo y su dependencia de la entrada de capitales, como generar empleos bien remunerados y de mejorar los niveles de ingreso y bienestar de la población y así combatir los altos niveles de delincuencia organizada presentes en el país. Proseguir con más de lo mismo, sería ahondar los problemas económicos, políticos y sociales.