El Museo de arte religioso exconvento de Santa Mónica podría ser el lugar para reflexionar sobre el sistema de género que ha imperado en la ciudad de Puebla, propuso la antropóloga e historiadora del arte Cecilia Vázquez Ahumada, para quien abordar el tema es imprescindible en este momento histórico.
“Este museo nos permitiría esa oportunidad: hablar de mujeres en vida de prostitución, trata de personas, violencia de género e infancias maltratadas, que son temas que nos dibujan; Santa Mónica es el espacio más adecuado para hablar de esto”, afirmó al participar en el ciclo de conferencias A noventa años de la definitiva exclaustración de las madres Agustinas Recoletas de Santa Mónica de Puebla, que organizó el museo adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Animada, consideró que el museo “tiene un potencial enorme”, pues en él se podrían montar exposiciones que tengan que ver con la vida femenina de Puebla, en particular de aquellas mujeres transgresoras que se escaparon de los patrones y de las normas previstas por la Iglesia y la autoridad, habitando casas de mancebía, casas de recogimiento, cárceles, hospicios, escuelas, internados y conventos, todos ellos espacios de clausura femenina novohispana.
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Con ello, acotó la investigadora del Centro INAH Puebla, se acortaría “la distancia simbólica” que intelectuales pusieron con las monjas que fueron exclaustradas el 20 de mayo de 1934, tras 250 años de habitarlo, pues se refirieron a ellas como “mujeres que vivían en el pasado”, pese a que eran sus contemporáneas.
Sobre todo, prosiguió Vázquez Ahumada, porque las religiosas agustinas recoletas –y de otras congregaciones- siguen vivas y activas, con casas ubicadas en varios estados de este y otros países, pues la vida religiosa femenina sigue siendo una opción para algunas mujeres.
En la charla Bienes de la nación, cómo se conformó este espacio de conocimiento y belleza: el museo de arte religioso ex convento de Santa Mónica señaló que la Secretaría de Hacienda encontró los Archivos de bienes nacionales, un expediente completo que contiene un listado de bienes del país siendo el número uno el concerniente al Palacio Nacional y el 1628 el de Santa Mónica, con todo el proceso de exclaustración así como la forma en que, para 1935, se convirtió en un museo de arte religioso.
Refirió que éste fue impulsado por tres de los intelectuales más reconocidos de la época: Alberto Pani, Manuel Toussaint y Marte R. Gómez, ligados al movimiento ateneísta, estudiosos del mundo mesoamericanos que rescataron el mundo virreinal e incorporaron la cultura popular para amalgamar el “ser mexicano moderno”.
La coautora, al lado de osa María Garza Marcué, del libro Mujeres construyendo un mundo. Las recetas del Convento de Santa Mónica en Puebla continuó que fue Manuel Toussaint quien propuso concentrar en Santa Mónica el acervo de los demás conventos de Puebla, pues era el convento femenino mejor conservado de Puebla.
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La historiadora del arte por la UNAM mencionó además que estos intelectuales estaban interesados en la reconstrucción del país a través de una institución que mostrara los bienes expropiados.
“Al mostrar la vida conventual Manuel Toussaint hizo un adelanto de los museos etnográficos”, dijo Cecilia Vázquez y completó que Alberto Pani aportó su gusto por el arte y el coleccionismo, lo mismo que Marte R. Gómez, coleccionista de arte mexicano, quienes en conjunto concibieron a los museos como fuente de conocimiento y complemento de educación formal.
“Estoy convencida que el espacio de los museos es un portal que nos permitirá acceder a espacios del pasado, a hacer vasos comunicantes entre ese pasado que parece que no tiene nada que ver con nosotros y nuestra vida cotidiana”, confió la investigadora del INAH acompañada por Adriana Alonso Rivera y Lourdes Herrera Feria, también participantes del ciclo de charlas por los 90 años de la exclaustración.