La exposición Lu´ Biaani: Francisco Toledo y la fotografía resume el trabajo de más de medio siglo hecho por Francisco Toledo: el reunir imágenes fotográficas y el promoverlas para conectarlas con las generaciones recientes, señaló su curador Alejandro Castellanos. Ello, porque si bien se conoce el trabajo del maestro oaxaqueño en la gráfica, la pintura, el diseño, la arquitectura o la edición, la fotografía era un área que solo fotógrafos identificaban. “Buscamos reconocer esta labor en una idea que yo tengo: que Toledo es el artista que más apoyo la fotografía y el que más incidió en su desarrollo en los últimos 25 años”.
Desde este sábado 3 de diciembre, el Museo Amparo recibe esta exposición que, a través de ocho núcleos, cierra aquel proceso de investigación desarrollado por el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Centro de las Artes San Agustín (CASA), ambos espacios oaxaqueños fundados e impulsados por Francisco Toledo (Oaxaca, 1940- 2019).
Durante una rueda de prensa, acompañado por el director del recinto Ramiro Martínez, Castellanos señaló que la exhibición formaliza lo hecho por Francisco Toledo a lo largo de 50 años, desde la inauguración de Casa de cultura de Juchitán que el artista impulsó a principios de los años 70 del siglo anterior, que continuó cuando en 1996 fundó el centro fotográfico, un espacio desde el que se empezó a difundir la disciplina.
Mencionó que Lu´ Biaani, voz zapoteca que refiere al Ojo de Luz, tiene que ver con lo que sucedió en los años 50 del siglo anterior, cuando Toledo regresó a México y conoció un catálogo de la obra de Manuel Álvarez Bravo, editado en 1945, en la Biblioteca de la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca, sorprendiéndose de lo que la fotografía puede producir. “Eso se le quedó a él. Eso pasó a lo largo de muchos años y sigue pasando cuando uno visita la biblioteca del Centro fotográfico Manuel Álvarez Bravo, la más importante del país, con unos cinco mil libros”, refirió.
Expuso que en la exposición se exhiben imágenes que forman parte de la colección de la familia Toledo, del centro fotográfico con 100 mil piezas y una sección contemporánea con fotógrafos y artistas visuales formados en el Instituto de Artes gráfica de Oaxaca (IAGO) y en el propio Álvarez Bravo. “Es cerrar un ciclo con todo un proceso que en las salas de exposición se va recorriendo en ocho núcleos”, añadió.
El primero incluye obra propia de Toledo, haciendo o interviniendo, además de fotolibros; el segundo, sobre la participación y cercanía del artista con los movimientos sociales de Juchitán en los años 80 y con Oaxaca en 2006, de los que hizo la memoria visual a través de concursos y exposiciones, con material que se ha quedado en los archivos del centro dando posibilidad a la investigación para identificar el sentido de las imágenes integradas.
El tercer núcleo refiere al trabajo del centro fotográfico que en 2021 cumplió 25 años de fundación, considerado el más importante del sur del país, con más de 400 exposiciones a parte de la biblioteca y de un sinnúmero de talleres, presentaciones y actividades que en su origen fueron impulsadas por un grupo de fotógrafos como fue el caso de Luz 96, que acompañó a Toledo en los inicios de este programa e impulsó al centro en su consolidación, creando un público para la fotografía. Acompaña la obra un video en el que se puede ver el vínculo de los dos artistas a través del intercambio de obra, pues Álvarez Bravo le enseñó a Toledo una técnica para imprimir sobre papel fotográfico a partir de negativos velados, como un grabado. En ese video aparece una especie de relato de este vínculo que mantuvo Toledo con la fotografía a través de la fundación del centro y de esta colección que tiene obra de grandes fotógrafos como Henri Cartier Bresson, Edward Weston, Graciela Iturbide -una de las grandes amigas de Toledo-, Lola Álvarez Bravo, Guillermo Kahlo, Romualdo García, Juan Rulfo, Nacho López y Mariana Yampolsky, entre otros más.
El curador Alejandro Castellanos continuó que el siguiente núcleo que tiene que ver con la comunalidad, un término acuñado en la sierra norte de Oaxaca que se traslada hacia la imagen fotográfica porque a la par que se ha ido desarrollando ha habido un surgimiento de muchos jóvenes fotógrafos, cineastas y documentalistas quienes trabajan sobre la vida de sus comunidades.
Los siguientes núcleos están dedicados a la fotografía contemporánea a partir de los años 80 y 90 del siglo anterior, que dan un giro en la comprensión y la manera en que los fotógrafos trabajan en la imagen, reflejado en la obra de autores como Laurena Toledo, hija de la artista, así como Alejandro Echeverría, Alejandro Ortiz, el “negro” Ibáñez, Pedro Meyer, Flor Garduño e incluso Marcela Taboada, fotógrafa de Puebla asentada en Oaxaca. Sobre Laurena Toledo, Castellanos destacó que se incluye además una instalación que hizo a partir del mayo fondo Roberto Donis, un artista cercano a Toledo, oriundo de San Luis Potosí, que en algún momento reunió una cantidad enorme de fotografías, la mayor parte donadas a Toledo para su colección: unas 70 mil piezas que son de todo tipo como álbumes familiares, notas de prensa o estudios fotográficos. Con una serie de exposiciones y revisiones anteriores, la artista “presenta aquí una síntesis en un muro con una buena cantidad de piezas, trayendo la fotografía vernácula que circula sin conocer el nombre del autor pero es significativa socialmente”.
La exposición Lu´ Biaani: Francisco Toledo y la fotografía cierra con una serie de imágenes de autores maduros que se formaron en los últimos 20 años en talleres del centro fotográfico, con una trayectoria importante nacional como Yael Martínez, de la agencia Magnum, Claudia López Terroso, Javier León, Mariela Sancari, Nelson Morales, Luis Arturo Aguirre, Lola Medel, Karina Juárez, entre otros, algunos venidos de diferentes lugares del país, pero acogidos en espacios como Casa para ser parte de seminarios, para luego regresar a sus lugares de origen y hacer el mismo ciclo de creación.