Dame, dame, dame todo el power para que te demos en la madre.
Molotov
El domingo 7 hizo honor a su fama. No podía ser de otra manera estando la política en manos de tan finas y educadas personitas. Así, la jornada electoral transcurrió desangelada entre bostezo y bostezo. Sin novedades ni sorpresas.
Los ciudadanos no escucharon el canto de las sirenas ni se dejaron engatusar por la atosigante publicidad de las burocracias electoreras. Siete de cada 10 simplemente mostraron su dedo medio, bien paradito eso sí, a los partidos y sus candidatos.
Pero una clase política tan hecha al cinismo y la mediocridad como la mexicana, ni suda ni se acongoja frente al monumental rechazo ciudadano. Si no les preocupa ser seleccionados como los más corruptos, después de la policía, que diablos les va a importar el abstencionismo electoral. Ellos ya construyeron un sistema electoral a su imagen y semejanza que los protege de todo mal amén.
De acuerdo con sus propias reglas, quien obtenga el mayor número de votos gana la elección. Pero esas “democráticas” reglas ni por asomo se refieren a un mínimo de votos para que la elección sea válida. De tal suerte que si el uno por ciento de los electores, o incluso menos, acude a las urnas, para ellos es suficiente. Lo que significa que el papel de los ciudadanos en su “democrático” sistema es meramente decorativo. Lo que opinen o dejen de opinar le importa un pito.
En tan guapachoso ambiente el monarca en turno y sus virreyes se despachan con la cuchara grande. La supuesta inconformidad de los partidos y candidatos “perdedores” es mera retórica cuyo único fin es obtener un poquito más cada vez. Esa es la pretensión de los dirigentes del PAN y el PRD cuando acusan que: ‘‘Resurgieron los peores vicios del antiguo régimen, trapacerías de gobernadores priistas y ausencia del gobierno federal para impedirlas’’. Como si el PAN hubiera hecho otra cosa cuando se hizo de la presidencia o como si los gobernadores de esos partidos actuaran de manera diferente.
En Puebla, por ejemplo, el gobernador Rafa Moreno Valle modificó la ley electoral a su conveniencia, puso a su antojo a las autoridades electorales, usa el poder y el dinero del gobierno estatal para imponer y coronar a sus candidatos, contando con el respaldo de prácticamente todos los medios locales y buena parte de los nacionales (de a grapa impensable) y lejos de ser recriminado, ahora resulta que salió fortalecido con su “aplastante victoria” y ya se perfila como “fuerte aspirante a la presidencia” por parte del PAN, sin descartar, por supuesto, el eventual respaldo de sus aliados del PRD. Porfavooor, más respeto pa’l pasaje.
Y en Baja California la concertacesión resultó tan escandalosa como inocultable. Esa entidad se ha convertido en un símbolo para el PAN desde 1989, cuando Salinas operó el reconocimiento de un dudoso triunfo de Ernesto Rufo a cambio del incondicional apoyo de los azules a su proyecto “modernizador” particularmente a la firma del TLC de América del Norte. Luego Zedillo siguió sus pasos y obtuvo el respaldo necesario para ejecutar el robo del siglo llamado Fobaproa.
Desde entonces esa entidad ha estado gobernada por el PAN y desde esa cabeza de playa los bárbaros del norte se adueñaron de las entidades de la franja fronteriza, el bajío y Yucatán. Empoderamiento que les abrió la puerta de Los Pinos en 2000 y donde permanecieron durante doce trágicos y largos años.
Pero pragmatismo mata historia. Peña Nieto les volvió a entregar la plaza bajacaliforniana con tal de preservar el Pacto por México y obtener el apoyo panista a sus proyectos de reformas “estructurales”. Con ello, se revive el bipartidismo (Prian) y se ponen en riesgo los recursos de la nación y su futuro independiente, sin ningún contrapeso que impida su avance, ya que el PRD vuelve a su debilidad original y, junto con la pedacería, se muestran conformes y felices con sus regidurías y jefaturas de departamento, y sus prerrogativas, claro.
El sistema político se desmorona y el régimen de partidos se pudre frente la impotencia y el desencanto ciudadanos. Los vacíos de poder, verdaderos hoyos negros, son ocupados por los poderes fácticos pero, junto a las televisoras, la jerarquía católica, las cámaras empresariales y los especuladores bancarios y financieros, se han instalado otros delincuentes organizados.
Los narcos y el dinero negro ya son parte estructural de las disputas políticas, así lo demuestran el número creciente de asesinatos de candidatos y dirigentes partidistas; las amenazas y atentados intimidatorios; la opacidad de los cuantiosos recursos usados por partidos y candidatos; y la impotenciacomplacencia de las autoridades electorales y judiciales.
Como en los tiempos coloniales, los reyes, virreyes y sus aduladoras cortes, se solazan entre el lujo y el dispendio, usufructuando la riqueza ajena extraída con sangre, sudor y lágrimas a millones de indefensos esclavos. Los regímenes de explotación se reproducen y expanden globalizando la pobreza y la desesperanza.
Frente a esa indiscutible realidad la democracia es el gran fracaso de nuestro tiempo. Tal vez, como narra Petros Márkaris en su deslumbrante novela, Con el agua al cuello, los enchilados desesperados tengan que recurrir, nuevamente, a decapitar a los señores del poder para sanear las sociedades del siglo XXI. ¡Ay wey!
Chéiser: A propósito de ratas y parásitos. En España Luis Bárcenas, tesorero del Partido Popular durante dos décadas, ratificó ante la justicia su denuncia de la existencia de una “doble contabilidad” para otorgar sobresueldos ilegales a los dirigentes de ese partido bajo la administración de José María Aznar, entre ellos el actual mandatario Mariano Rajoy, quien habría recibido, adicionalmente, más de 50 mil euros entre 2009 y 2010. Por supuesto que, de inmediato, el hampón salió a declarar que no piensa renunciar por esas minucias. Ajá.