Fue Dante Delgado Rannauro quien tomó del brazo a su vieja mancuerna electoral, Rafael Moreno Valle Rosas, y lo condujo ante su nuevo aliado: Ricardo Anaya Cortés. Se trató de un saludo entre sonrisas, que el ex gobernador de Puebla terminó casi de inmediato con el pretexto de extenderle la mano a Damián Zepeda Vidales, a quien pareció tomar como salvavidas de un momento que, a juzgar por su rictus, le resultó sumamente incómodo.
El virtual candidato de la Coalición por México Al Frente esbozó alguna palabra y apenas alcanzó a darle una palmada en la parte baja de la espalda a quien venció en la lucha por la postulación presidencial, pues Moreno Valle ya se había dispuesto a una charla con el presidente nacional del Partido Acción Nacional, sin perder la sonrisa.
Quien no supiera su historia reciente, podría haber jurado que los protagonistas de la estampa narrada hasta se aprecian. Pero la verdad es que el poblano no solo fue derrotado por el queretano, sino que éste ha acotado enormemente las posibilidades de abanderamiento a gobernadora de Puebla que los morenovallistas buscan afanosamente para Martha érika Alonso Hidalgo, como si se tratara de una tabla que los ayude en el naufragio del poder.
El equipo de Anaya avisó desde temprano por vía de correos y mensajes en whatsapp a periodistas poblanos sobre la asistencia del precandidato derechista al primer informe de gobierno de José Antonio Gali Fayad. Ayer trascendió que fue el ex líder nacional del albiazul quien prácticamente se autoinvitó, anunciando su deseo apenas la víspera.
La presencia del precandidato panista fue interpretada por varios asistentes al acto celebrado en el Auditorio de la Reforma, como una muestra del acuerdo que hay entre Anaya y el ex gobernador poblano para que su cónyuge sea la candidata al gobierno de Puebla en la elección de este año.
Moreno Valle también fue uno de los invitados especiales. Gali lo saludó y le agradeció desde la tribuna, corriendo la misma deferencia a Alonso Hidalgo.
El mandatario también agradeció a Ricardo Anaya no solo su presencia en el informe, sino que le haya dado la oportunidad de haber encabezado, en calidad de ciudadano la coalición partidista, que lo llevó a la gubernatura.
Si Ricardo Anaya sabía o no que lo iban a sentar en primera fila al lado de la esposa de Moreno Valle, solo lo saben ellos, el actual mandatario y los responsables de la recepción y acomodo de invitados especiales.
Lo cierto es que a lo largo del acto al precandidato y a la aspirante poblana se les vio intercambiar afablemente comentarios y en no pocas ocasiones se sonreían, aunque la sonrisa de Anaya se apreció siempre mucho más ensayada: practicada a un punto que resultó hasta diabólica.