Si hubiera un infierno (lugar, condición o cosa que causa tormento), ¿cuál sería?: El de Jean Paul Sastre: El infierno son los otros; el de Osho: El infierno es la mente, o el de Denis de Rougemont: El infierno es la ausencia de los otros.
La Puerta de “el infierno son los otros”, es la mirada. Es el puente que establece la relación entre el que mira y lo que es mirado. Es la experiencia en la que el otro se hace presente germinando el miedo a la otredad. Miro lo que no soy y está en el espacio que no es el mío. No lo conozco. No puedo meterlo en mi mundo ni nombrarlo.
La mirada de el otro es el borde de mi abismo. Me saca de mi comodidad interior para meterme en la incomodidad de ser parte de otro mundo que me es ajeno, distinto, distante y extraño. Imprime mis errores y defectos, mis virtudes y aciertos. Señala lo que no miro. ni quiero mirar de mí misma… pero ahí está. Lo sella y no puedo engañarme. Es mi espejo. Me mira a la vez que lo miro. Me marca como objeto a la vez que soy sujeto. Hace lo que yo hago a otros. La mirada confirma pero despoja…
La puerta para entrar a “el infierno es la mente” es el ego. La soberbia. La vanidad. La ira. La traspaso en una décima de segundo. Y entro. Altiva. Arrogante. Insolente. Por mi propio pie. Pisando fuerte. Firme. Crea los demonios de mi mente. Mismos que me carcomen y vulneran. Me convierten en esclava. Me someten a su capricho. Me vencen con mi propio esfuerzo. Mi energía. Viciosamente. Perdidamente. No encuentro salida. Ni cuenta me doy. Soy la inconciencia…
Stephen King decía: “Los monstruos son reales, los fantasmas, también. Viven dentro de nosotros y, a veces, ganan”. En este infierno que es la mente, ganaron. Todas las batallas y la guerra última.
La puerta de “el infierno es la ausencia de los otros” es el desamor. El amor mal correspondido. La decepción. El desconsuelo. La amistad desengañada. Se abre al sufrir en la misma medida y dimensión que se amó. Es la pasión que horada. De manos huecas. Haberle dado al mundo total sentido y quitarse el mundo y el sentido. Quedarse sola sin uno mismo. El absurdo del contenido sin continente. El vínculo férreo al vacío. El amor como imposible y no como imposibilidad.
El infierno es… “porque hay hombre hay mundo”.