Mientras la semana pasada defendió a industriales afectados por la prohibición de entregar bolsas de plástico en comercios establecidos en la ciudad de Puebla, ayer el dirigente del Consejo Nacional de Organismos Empresariales (COE), César Bonilla Yunes, criticó la detención y multas aplicadas a personas que manejan después de haber ingerido alcohol.
Es en verdad decepcionante que una organización de la iniciativa privada que se había distinguido por una posición crítica durante el morenovallismo, que denunciaba las injusticias y se apostaba por las causas sociales, hoy parece haber perdido el rumbo.
Defender el uso de bolsas de plástico no tiene justificación, pues implica necesariamente la contaminación permanente del medio ambiente, pero no queda duda que la preservación de la naturaleza y el cuidado de la salud humana, significan nada o muy poco frente a las ganancias económicas que deben tener los socios del COE beneficiados con el uso de los recipientes ahora proscritos.
En el caso del alcoholímetro nadie puede estar a favor de que la ingesta de alcohol se combine con el uso del automóvil, independientemente de la cantidad que se tome, pues la seguridad de todos queda a merced de una imprudencia, pero es muy seguro que el COE aquí nuevamente esté más a favor de la protección de los intereses económicos de sus socios que de la protección de vidas.