La exposición El Egipto que cautivó a Napoleón llama a explorar temas diversos: la travesía de hombres y de libros, la apuesta de un emperador francés y la de un ilustrado poblano, la manufactura de libros únicos en su tiempo y la tenencia de materiales documentales que constituyen en sí mismos ejemplo de riqueza material e intelectual. En esta exhibición documental montada en el Centro de la Cultura y los Saberes Universitarios del edificio Carolino, se propone valorar lo que pueden ofrecer los libros. “No estamos poniendo cosas falsas, esto es una obra original y mejor ver una obra original que algo que es nada más una simulación. No estamos trayendo nada de Egipto, pero se ve una obra del siglo XIX” que refiere a Egipto, señaló Mercedes Salomón Salazar, directora de la Biblioteca Histórica José María Lafragua de la UAP.
Dicha muestra, que permanecerá abierta hasta diciembre próximo, de lunes a domingo de 10 a 18 horas con un costo de entrada de 10 pesos para público en general y acceso libre a la comunidad universitaria, contó con la curaduría de la académica de la Universidad de las Américas Puebla Laurence Le Bouhellec. Dispuesta en seis salas, la muestra reúne 16 libros monumentales y otras 55 piezas provenientes del Museo Universitario Casa de los Muñecos y del Archivo Histórico Universitario (AHU), además de reprografías y murales.
Se trata de los 13 libros monumentales que corresponden a la colección Descripción de Egipto o recopilación de las observaciones e investigaciones que se realizaron en Egipto durante la expedición del Ejército francés, impresa en París por la Real Imprenta, de 1809 a 1822, mismos que dan cuenta de la expedición científica liderada por Napoleón a Egipto, travesía que constituyó la primera documentación artística de aquella civilización. Se exhiben además los tres títulos editados por Jean François Champollion, el Joven, que fueron impresos por la librería de Firmin Didot Fréres entre 1835 y 1845, y “una joya bibliográfica de Lafragua: la Gramática egipcia del propio Champollion.
Podría interesarte: Karin Friedli acercará al folklore sudamericano y cómo ha permeado en la música académica
Durante un recorrido encabezado por el vicerrector de Extensión y Difusión José Carlos Bernal Suárez, la directora de Lafragua Mercedes Salomón y el jefe de Proyectos Edgar Iván Mondragón explicaron que la exposición inicia con Napoleón y su periplo hacia Egipto en 1798 con la intención estratégica de hacer una expedición militar para poder tomar el control del canal de Suez, un territorio en conflicto con los ingleses, al que se sumó una comitiva científica que se dedicó a registrar, de manera detallada y a escala, los paisajes, las inscripciones, las pirámides y los monumentos que fueron encontrando a su paso, ya cubiertos algunos por la arena. La sala repara en la tarea también monumental de impresión emprendida por el imperio napoleónico a través de las planchas calcográficas.
En la segunda sala se deja ver la manera en que esta expedición científica integrada por 165 científicos basó sus levantamientos en el Sistema Métrico Decimal establecido dos años antes en Francia, siendo así el metro, el kilógramo y el litro las medidas estándares para reportar. En dicha sala, se muestra la calcografía, la figura y el plano de una columna del templo de Denderah, lograda a partir de la máquina para grabar de Nicolas-Jacques Conté. En la tercera sala se da cuenta de la monumentalidad de la obra de la expedición egipcia, de la forma en que se redescubre la riqueza de Egipto y su representación en las placas calcográficas en las que se deposita el conocimiento científico.
En la cuarta sala se llama a entender cómo fue la manufactura de éstos 13 libros, cuyo soporte fue un papel especial y la labor de más de 300 grabadores para crear las 900 planchas de grabado. En ese sentido, Mondragón señaló que dicho grueso de libros -los impresos por el imperio napoleónico y los de Champollion- llegaron al Colegio del Espíritu Santo, en 1882, gracias a la bonhomía de José María Lafragua bajo una idea: que servían para la educación, pues los libros dan ejemplos claros de cómo se dibuja, cómo se mide y cómo se reconstruye, al mismo tiempo que se complementan con los Gabinetes de curiosidades, colecciones que pueden contener modelos que sirven a los aprendices.
En la penúltima sala, además de que se incluye uno de los libros más grandes que resguarda Lafragua, de 1.10 metros de largo por 70 centímetros de ancho, se deja ver cómo a partir de la colección legada por Napoleón y el interés que despertó, surgió un interés documental; ejemplo de ello, fue lo hecho por Champollion que tuvo acceso a los primeros libros de la imprenta real, los cuales estudió para regresar a Egipto y tener acceso a la Piedra Roseta, la cual descifró y contuvo en la Gramática de Champollion, libro con el que nace una de las casas editoras más importantes de Francia: de los Didot, que apuestan por un cambio como lo fue el incluir la cromolitografía, que dará color al volumen.
En la última sala se da cuenta del paisaje visto por la comitiva francesa: desplantes, reconstrucciones y dibujos, mismos que luego fueron grabados. Aparece también el libro más grande de su tipo: aquel dedicado a los planos topográficos del territorio.
Destaca que la exposición es resultado del trabajo conjunto de diversas instancias universitarias: de la direcciones de Gestión y de Obras, las facultades de Ingeniería y Electrónica, el AHU y el Museo Casa de los Muñecos, además de que contó con el apoyo de la rectora Lilia Cedillo, quien pidió sacar a la luz el archivo universitario.
Puedes leer: Habrá segunda edición de Cinergia, la muestra que exhibe cine emergente de Puebla