El edil de Xicotepec de Juárez, Carlos Barragán Amador, asupició un acto religioso dentro del Palacio Municipal, pues el pasado 7 de enero llevó al párroco del pueblo a bendecir las instalaciones oficiales, lo cual ha sido criticado por considerarse una violación a la laicidad obligada por la ley para servidores públicos e instituciones.
El pasado martes, a las 17 horas, se publicaron en la cuenta de facebook del ayuntamiento serrano se publicaron 23 fotografías, en varias de las cuales aparece el munícipe -quien milita en el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)- y el sacerdote Román Alvarado García. Para explicar las imágenes, se incluyó la siguiente descripción:
“Este día el Padre Román Alvarado García, Presbítero de la Parroquia de San Juan Bautista, nos visitó en la Presidencia Municipal de Xicotepec para bendecir las oficinas y tres vehículos adquiridos para uso administrativo, como resultado del ahorro de recursos del SOSAPAX. Agradecemos su compañía deseando que el 2025 nos depare grandes proyectos, siempre con fe, esperanza y entrega a nuestras labores diarias al servicio de la gente”.
En redes sociales usuarios han criticado a Carlos Barragán Amador por no acatar la laicidad a la que está obligado como autoridad.
En México, el respeto a la laicidad es un principio constitucional consagrado en el artículo 40 de la Constitución, que define al país como una república laica. Este principio establece la separación entre el Estado y las iglesias, garantizando que las instituciones públicas se mantengan neutrales en materia religiosa y que no privilegien ni discriminen ninguna creencia.
El artículo 130 de la Constitución y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público regulan el ejercicio de la laicidad en el país. Estas disposiciones prohíben a las autoridades participar en actos religiosos en carácter oficial, así como utilizar recursos o espacios públicos para la realización de ritos religiosos, con la finalidad de preservar la neutralidad del Estado.
La ley señala que los servidores públicos deben abstenerse de emitir declaraciones o realizar actos que promuevan alguna religión en particular. Asimismo, los recintos públicos, como plazas, escuelas, oficinas gubernamentales y centros comunitarios, no pueden ser utilizados para la celebración de ceremonias religiosas, salvo que exista una autorización específica en casos excepcionales y con apego a la normativa aplicable.
Esta regulación tiene como objetivo garantizar que los espacios públicos permanezcan accesibles para toda la población, independientemente de sus creencias, promoviendo la igualdad y el respeto a la diversidad. Cualquier violación a estas disposiciones puede ser denunciada ante las autoridades correspondientes, ya que constituye una transgresión al marco legal.
El respeto a la laicidad no sólo asegura la imparcialidad del Estado, sino que también protege la libertad de culto al evitar que alguna religión se imponga en las decisiones gubernamentales o en el uso de bienes públicos. Este principio es fundamental para preservar la convivencia armónica en una sociedad plural como la mexicana.
