Jueves, enero 23, 2025

El contenido de esa palabra tan pequeña…

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“Abuelita, hay un concurso de la Secretaría de Marina para las personas de la tercera edad, ¿te gustaría participar?”, fue la pregunta que le hizo su nieta Paloma a doña Licha. “Fue su entusiasmo lo que me motivó… y participé”, dice Alicia Becerra Gaytán en entrevista telefónica, mujer de 82 años recién cumplidos, originaria de Chihuahua, Chihuahua.

“Entonces me puse a escribir por primera vez. Fue algo que hice tan espontáneo… sólo me remití a mi vida, a mi etapa de niña. Mar, la primera vez que oí esa palabra tendría seis o siete años, en un radio grande como mi estatura, que mi madre compró y donde pasaba tiempo oyendo noticias. El radio era un cajonzote de madera que tenía al frente un triángulo que al encenderse se ponía verde y según se decía era el ojo mágico. Y a mí me llamaba mucho la atención. ¿Qué era el mar?, me preguntaba. No lo imaginaba, y se despertó en mí la curiosidad por conocerlo.

El Quinto Concurso Nacional Literario convocado por la Secretaría de Marina y Armada de México, 2013, llevó como título “Memorias de El Viejo y la Mar”. Participó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Jurado Calificador estuvo integrado por  Raquel Castro, Andrés Acosta, Rosa Nissan y Edmé Pardo, pertenecientes a la Coordinadora Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Doña Licha tituló su escrito “Mi Ruta hacia el Mar”. Ganó el primer lugar en su estado. Escribió en su segundo párrafo: A esa edad mi mente no alcanzaba comprender como había otras cosas fuera de mi espacio: un cuarto de cuatro por cuatro donde vivíamos, la tiendita de mi mamá, una calle llena de tierra y piedras que cuando llovía se convertía en un río por donde pasábamos toda la chiquillada del barrio de los cuarteles de la ciudad de Chihuahua, un buen rato jugando entre sus corrientes, corrientes que desembocábamos en el Río Chuviscar. Ese era mi mundo.

“Mi vida ha sido más sorprendente ahora ya de grande a los 70 y tantos años”, –confiesa doña Licha. “Hice mi secundaria, después aprendí pintura al óleo y me di cuenta que se me facilitaba. Luego aprendí a tocar guitarra. Pero como ciclo entre la ciudad de Puebla y Chihuahua, no puedo concluir nada. Mi vida la hice en Puebla porque me casé con un poblano. Tengo seis hijos, siete nietos y dos bisnietos.

“Antes vivía uno su vida, había más carencias, pero vivía uno apegado a la vida de las personas, a la verdad de su vida. Se vivía más a gusto, más tranquilo. No había tantos señalamientos de los que tenían mucho y los que tenían poco. No había tantas diferencias que marcaran las desigualdades sociales. No marcábamos tanto nuestros territorios. Antes nos la pasábamos más disfrutando la vida… Ahora a los jóvenes les meten mucho la competencia, y eso los hace sentir menos. Eso es lo que no deja a la gente vivir su vida…”

…transcurrieron ocho largos años para llegar al final de mi ruta hacia el mar. Conocerlo, sentir esa inmensidad, ese movimiento eterno, cadencioso, todo ello contenido en esa palabra tan pequeña…

 

 

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