Hace algunos años, los estacionamientos de las plazas comerciales eran de acceso gratuito; sin embargo, las plumas automatizadas operadas por empresas distintas a la plaza comercial, vinieron a revolucionar el control de entradas y salidas de los vehículos, generando jugosos ingresos para la administración de la plaza comercial, desplazando a personal de vigilancia y, en algunos casos, al personal de cobro.
Cualquier ciudadano que acude a una plaza comercial e ingresa su vehículo en el estacionamiento, esperaría cierta garantía en el cuidado de su vehículo, lo ciento es que la leyenda del boleto al ingresar es muy clara: “La empresa no se hace responsable por algún daño que sufra su vehículo”; esto es, desde el robo de una llanta, un espejo, un rayón, un golpe o el robo total del vehículo. Entonces, la empresa cobra por mantener el cuidado de sus espacios y lo que les suceda a los vehículos de sus clientes, simplemente, no les interesa.
Como clientes ya están consumiendo y pagando, y eso sería más que suficiente para brindar la gratuidad de su estacionamiento, pero lo que consumiste y pagaste no es suficiente, quieren más dinero. Hoy es una práctica común en los centros comerciales el cobro de estacionamiento; sin embargo, las altas tarifas y la falta de seguridad son algunos de los motivos que tienen los automovilistas para estar en contra de este pago. Entonces, ¿es legal que cobren el acceso al estacionamiento sin dar garantías del cuidado tu vehículo? En estados como San Luis Potosí, Aguascalientes, Veracruz y Colima está prohibido cobrar el estacionamiento en los centros comerciales; no obstante, muchas plazas no respetan la gratuidad establecida por la ley.
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Corresponde a los ayuntamientos, y en su caso a los congresos locales, establecer las regulaciones propias en la materia; de tal modo que, preferentemente debiera garantizarse el acceso gratuito a los clientes; o bien, establecer tarifas módicas, pero, además, la legislación debe establecer que los centros comerciales adquieran un seguro contra cualquier daño a los vehículos de los clientes.
Presumiblemente, la corrupción también se hace presente en estos asuntos, ya que las asociaciones de centros y plazas comerciales, mueven mar y tierra para que la ley no los toque. Consiguen, como sea, que sus estacionamientos estén libres de regulación como en Puebla capital. Situación que pudo corregirse en la administración de la alcaldesa morenista Claudia Rivera Vivanco, pero fue tan mala su administración que nada paso. Se han realizado propuestas ciudadanas para que el estacionamiento en plazas comerciales sea gratuito, pero no prosperan. Los argumentos nada inteligentes de los tomadores de decisiones para desechar las propuestas, es que cada ciudadano decide si acude o no a las plazas comerciales, o bien, señalan que imponer la gratuidad del estacionamiento atenta contra el libre mercado.
Para los inversionistas inmobiliarios y/o administradoras de plazas comerciales, así como los comercios ahí establecidos, vender y ganar es su objetivo; por eso en diversas ciudades las plazas comerciales han expandido su presencia en modalidades como: mini, súper, híper o macro plazas. Para tal propósito, emplean un sinfín de estrategias de mercadotecnia con orientación consumista y deuda para el cliente.
El ciudadano es quien decide si acude o no a una plaza comercial, con los riesgos que implique dejar su vehículo; queda claro que la plaza comercial solo vigilará sus espacios y buscará mayores ganancias. El estacionamiento es para generar ingresos, lo cual es muy benéfico para la plaza comercial; sin embargo, también hay otras alternativas de mercado donde la relación y el intercambio pueden resultar más familiares y solidarios.
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