“Primero fue nuestro Kinpuchinakan(Dios Padre), luego nuestros laktatajnijkany laknanajnikan (abuelos y abuelas), después fuimos comunidad, luego organización comunitaria,la denominamos Organización IndependienteTotonaca (OIT) y finalmente somos el Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom”
La Sierra Norte de Puebla es una de las regiones del estado en donde hay mayor carencia de servicios, infraestructura y oferta educativa. En muchas comunidades y municipios aún no se cuenta con secundaria o bachillerato. El modelo educativo para el nivel medio y medio superior que se ha impuesto en esta región no tiene pertinencia cultural, además de que no es congruente con el contexto, las necesidades y las expectativas de los jóvenes indígenas. Quienes logran ingresar al bachillerato son sometidos a un fuerte proceso de aculturación. Mientras que para la mayoría de los jóvenes mestizos el nivel medio superior es un momento de transición para ingresar a la universidad, para la mayoría de los jóvenes nahuas y totonacos significa un mecanismo para mantenerse tres años más en su comunidad antes de migrar, recibiendo un apoyo económico y adquiriendo conocimientos y habilidades para encontrar empleos mejor calificados y remunerados en las ciudades.
El municipio totonaco de Huehuetla compartió durante mucho tiempo esta realidad, hasta que el 13 de octubre de 1994 fue inaugurado el Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom “CESIK”, en la cabecera municipal. Este bachillerato es producto del proyecto político-pedagógico de la Organización Independiente Totonaca (OIT), que de 1990 a 1999 logró establecer el primer “gobierno indígena” en la región, con una perspectiva autonómica y en defensa de la cultura, la lengua materna y el territorio.
El proyecto del CESIK fue consensuado entre el Concejo de Ancianos y la OIT siendo gobierno, para lo cual se realizaron una serie de reuniones en el Kgoyomachuchut, que es un antiguo centro ceremonial de los totonacos de esa región, ubicado en la comunidad de Lipuntahuaca. Ahí llegaron a la siguiente conclusión: “La escuela oficial no educa. Los niños y jóvenes se vuelven irrespetuosos y ya no saludan a los mayores, se vuelven como animalitos, ya no visten y no hablan como totonacos. En la escuela los cambian y hacen que se avergüencen de sus padres y de sus abuelos. La educación que se nos da es de acoso, violación y discriminación”.
Desde su fundación, el CESIK estableció los siguientes objetivos: “a) Preservación y desarrollo de la cultura, escritura y habla totonaca; b) Rescate y promoción de la etnoagricultutra, que permite mantener la relación de los estudiantes con nuestra madre tierra, combinándola además con otras tecnologías y técnicas agrícolas; c) Consolidación de micro-empresas educativas y comunitarias como unidades de trabajo productivo alternativo ante el sistema imperante yd) Servicio comunitario. El bachillerato indígena concibe dentro de su praxis educativa el apoyo a las comunidades con acciones que busquen el fortalecimiento y la valoración del trabajo común organizado”. El proceso educativo apuesta por el fortalecimiento de las costumbres y tradiciones, la memoria histórica y la producción campesina. También aporta elementos para que los y las jóvenes adquieran un papel relevante como actores del desarrollo comunitario. De esta manera el CESIK ha luchado por establecer condiciones de posibilidad para que desde el centro educativo se realicen acciones que permitan mejorar las condiciones de vida que existen en la región. Para ello se han impulsado también técnicas de conservación y aprovechamiento sustentable de los bienes comunes, implementando cultivos orgánicos y generando una oposición frontal discursiva y práctica frente a los insumos químicos y transgénicos en la agricultura.
Desde los inicios del CESIK, el plan de estudios fue concebido a partir de una pedagogía intercultural, crítica y de liberación, por lo que considera asignaturas pertinentes para el contexto regional, como etnoagricultura, medicina tradicional, derechos indígenas, idioma totonaco, filosofía y espiritualidad indígena, organización y acción comunitaria, cooperativismo, entre otras. También se consideran actividades de vinculación con las comunidades y con los procesos de resistencia que desde hace varias décadas se han gestado en la sierra.
A partir del año 2000, cuando la población mestiza recuperó el poder local, tanto el gobierno estatal como el municipal iniciaron un proceso de hostigamiento contra la OIT y el bachillerato. Los ataques fueron sistemáticos y progresivos hasta que el 6 de agosto de 2003, Griselda Tirado Evangelio, fundadora del CESIK, asesora de la OIT y ex-presidenta del Comité de Derechos Humanos de Unidad Indígena Totonaca-Náhuatl (UNITONA), fue asesinada al salir de su casa en Huehuetla. Ella concebía a este proyecto educativo como parte del proceso de liberación del pueblo totonaco.
A pesar de las adversidades, la historia del CESIK es de dignidad y alegría. De utopía y esperanza. Así lo hacen saber las historias de sus egresados y egresadas, que incluso han pasado a formar parte de los cuadros directivos de la OIT y de la UNITONA, pero que también siguen prestando servicio a su comunidad y defendiendo la cultura y la lengua totonaca como el eje de una estrategia de resistencia de largo aliento.
La OIT celebró su aniversario XXIX el pasado 22 de julio. El próximo sábado 13 de octubre se realizará el XXIV aniversario del CESIK, en la cabecera municipal. A las 9 de la mañana se iniciará con una oración a los cuatro rumbos. Habrá un conversatorio para rememorar la historia, además de danzas, poesía, una muestra fotográfica y otra gastronómica. Se presentará un video conmemorativo y al anochecer, el festejo cerrará con un festivo encuentro de huapangueros. En algún momento de la jornada, se escuchará la frase que desde hace años hace eco a la resistencia totonaca en Huehuetla: “si con el nombre de indios nos humillaron, con ese nos levantaremos y venceremos”.
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