Pasan los días, y a pesar de los catastrofistas, que los hay con acceso a los medios desde donde sueltan su rencor y discursos de odio contra toda transformación, México no se ha vuelto Venezuela, cada país sigue su propio camino sin interferencias y esperemos que a los dos les vaya bien.
En México, la economía del país va bien, pese a un entorno difícil, caracterizado por una nueva versión de “guerra fría”, en la que se enfrentan Rusia y Estados Unidos sin hacerlo explícito, aunque todo mundo lo sepa; en tanto, Israel hace caso omiso de las condenas universales por el genocidio que comete en Gaza, utilizando armas de última generación provenientes de Inglaterra y Estados Unidos, desde donde Donald Trump amenaza con imponer una política proteccionista, que inicia con un aumento del 25 por ciento al arancel de las mercancías provenientes de México y Canadá, así como en 100 por ciento a las mercadería provenientes de China Continental.
México, es necesario decirlo, no escapa a esta situación. Con un proyecto innovador en materia económica, una presidenta que con sus acciones y propuestas alcanza una aceptación popular de 74 por ciento, el camino que se sigue parece ser una fortaleza para soportar el vendaval que la derecha ha mantenido desde el día que Claudia Sheinbaum tomó posesión del Ejecutivo federal, avalada por 36 millones de votos. Pese a todo, la Presidenta fue sensible a la importancia de la necesaria reforma al Poder Judicial, lo cual le dio la fortaleza para sostener la iniciativa que fue aprobada por el Poder Legislativo.
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Y, sin embargo, falta. La inseguridad, que asola a una parte del país, no se ha erradicado por varias razones; la organización de los carteles, su armamento y capacidad de fuego, la violencia con la que actúan, así como los resabios de la connivencia con algunas autoridades. Hay un aspecto que no está al alcance de las autoridades mexicanas y es la negación de Estados Unidos a combatir el consumo. Si se reduce la demanda, baja la producción. En fin, como se puede observar, se trata de un problema harto complejo que no se resuelve con una sola acción, Ya la presidenta ha presentado un Plan de Seguridad que puede enfrentar a la delincuencia organizada con mayor inteligencia y capacitación policiaca.
En materia económica, las cosas van mejor ya que, en el tercer trimestre del año en curso, el valor anual de la producción nacional de bienes y servicios creció 1.79 por ciento, uno de los propósitos perseguidos, lo cual da sustento a un rápido crecimiento de la captación fiscal y mayor inversión para el bienestar social. No conforme, la Presidenta anunció el Plan México para fomentar la inversión privada y fortalecer la industria del país mediante el desarrollo regional; para lo cual, se concretó la creación del Consejo Asesor del Desarrollo Económico Regional y Relocalización, con la participación de 15 empresarios, quienes, junto con integrantes del gobierno federal, elaborarán el Plan México. Al parecer, los empresarios están comprometidos con el Proyecto, y aceptan la rectoría del Estado. Dice la presidenta del Consejo, Altagracia Gómez Sierra: “El Estado debe asumir un papel activo en regular, promover y conducir la actividad económica…Los proyectos impulsados desde el sector público no deben ser vistos necesariamente en la óptica de obtener rendimientos financieros” (La Jornada, lunes 02–12–2024, p. 20). Es difícil no coincidir y eso es preocupante.
Al parecer, la economía mixta, la participación de los sectores público y privado, separados y guiados por el gobierno federal, será el camino a seguir en el gobierno de Claudia Sheinbaum para lograr el crecimiento con bienestar social y avanzar en la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación.
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