El pasado domingo, fue uno de esos días donde las esperanzas se reafirman, no se fracturan, y llenan de una intensa alegría con motivo de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que no sólo es un aeropuerto que viene a aligerar el tráfico del viejo Aeropuerto Internacional Benito Juárez, sino que resume en sí uno de los tantos proyectos de la 4T, porque es una obra útil, construida sin deuda pública, con ahorros, con eficacia, sin corrupción, construida y puesta en operación en el tiempo ofrecido. El AIFA es la derrota de la oposición, de esa élite política del PRIAN; una oposición que le apostó a un aeropuerto inmensamente caro, destinado a ser una pérdida constante de recursos por los altos costos de evitar el hundimiento de las pistas. El AIFA es la victoria del lopezobradorismo ante el neoliberalismo que estaba haciendo un negocio poco ético con el aeropuerto que empezó a construir en Texcoco.
De las diferentes crónicas, la inauguración formal del AIFA, e inicio de operaciones, se hizo a las 11 de la mañana en la sala de espera del aeropuerto. Una verdadera fiesta, donde está una copia del calendario azteca. Ahí estaban los invitados, varios gobernadores, el gabinete, empresarios, intelectuales, etcétera. y a las afueras del aeropuerto, cientos de personas iban llegando. Muchas traían camisas de AMLO, otras llevaban banderas de México, unas más no portaban ningún motivo que los ubicara como simpatizantes de la 4T, pero cuando alguien gritaba “es un honor estar con Obrador”, acompañaban la porra con fuerza y alegría. Una joven que bajaba de uno de los primeros vuelos, traía una camiseta que decía: “Es la primera vez en muchas décadas que México tiene como presidente a un hombre decente y eso en México es una revolución”.
Mucha gente llegaba al aeropuerto porque quería conocerlo y lo hizo suyo. Eso es interesante y singular. El aeropuerto es una obra que la gente se ha apropiado. No es “el aeropuerto que hizo el gobierno”, sino es “el aeropuerto del pueblo”. Y eso es radicalmente significativo. La obra pública no se ve como una edificación majestuosa construida por unos poquitos para otros poquitos. No, es una obra que simboliza el triunfo no de un gobierno o de un partido, sino de un pueblo entero.
Por eso, el grito de “sí se pudo”, no es un grito para una administración que cumple con una promesa en tiempo y forma, sino que es el grito del pueblo que se dice a sí mismo: “pudimos, sí se pudo”. También la gente hoy gritó varias veces “gracias” al ejército mexicano. Porque reconoció que esos soldados, hoy apoyan en labores de construcción de infraestructura con mucha inteligencia, pues aquí el cuerpo de ingenieros militares con su disciplina y coordinación hicieron posible las necesarias rutas críticas para ir acomodando todas las piezas de este gran rompecabezas.
El AIFA, fue un zócalo en día de mitin de AMLO. Había personas que vendían amlitos, y cuadros de AMLO, y cachuchas de Morena, y, en fin, día de mitin, pero en inauguración de aeropuerto.
Los de siempre, los que inventan, los que mienten, los que tergiversan, dijeron que “eran acarreados”. Nada más alejado de la realidad. La gente fue al AIFA a celebrar una obra de la 4T, a hacerla suya. Había colas enormes de personas que, mientras esperaban poder ingresar a todas las zonas, platicaban de política. Contaban lo importante que era la revocación de mandato.
El AIFA es de verdad majestuoso, bien equipado. bien distribuido, con una central de autobuses a unos metros de la terminal aérea; estación del Tren Suburbano y muchas otras vías y medios para llegar o salir del aeropuerto; las pistas son de una calidad superior; salas de llegada y de espera amplias y cómodas; un sistema de transportación de equipaje de lo más moderno; estacionamiento de autos bien distribuido.
Para una buena parte de la oposición, sin embargo, el aeropuerto es una “central avionera” que no tiene sentido. Cuando vieron que una señora vendía tlayudas a las afueras del AIFA, dijeron que eso era el aeropuerto, un puesto de tacos callejero. El clasismo y la discriminación que muestran los de oposición es brutal. No cambian.