Las trasnacionales que se han venido a instalar en el país llegan a tener márgenes de ganancias que representan hasta 60 por ciento de su inversión, por lo que un aumento como el de 10.2 por ciento que recientemente obtuvieron trabajadores de Audi, es una acción de justicia social, consideró Francisco Retama, asesor legal de la Liga Sindical Obrera Mexicana (LSOM).
En entrevista telefónica con La Jornada de Oriente, comentó que es evidente que compañías como la firma de los cuatros o cualquier otra del sector manufacturero, han venido a México para aprovechar y obtener ventajas de los bajos salarios y prestaciones prácticamente nulas que aquí se pagan.
“Se han beneficiado en los años pasados con estos bajos costos laborales, esa recuperación parcial por parte de las personas trabajadoras de sus niveles salariales y de sus prestaciones no va a poner en riesgo de ninguna manera esos negocios, únicamente va a llevar a una situación de mayor justicia social”.
Añadió que la existencia de sindicatos que permitían contratos de protección a las empresas ha mermado por muchos años el poder adquisitivo y derechos de los trabajadores, toda vez que apenas les pagaban lo mínimo que marca la ley.
Sin embargo, consideró que tras el estallamiento de la huelga en la planta de Audi en San José Chiapa, las organizaciones gremiales tendrán mayor confianza y fuerza en las próximas revisiones salariales y contractuales.
Francisco Retama agregó que las compañías tienen que entender que este tipo de acciones no son contra ellas sino en favor de los intereses de los obreros, considerando que ellos quieren conservar su fuente de empleo, pero que no basta con ello, sino también necesitan un trabajo y remuneración justa.
Destacó que sin el derecho a huelga, las empresas actuarían con total impunidad y arbitrariedad, lo cual traería como consecuencia un mayor deterioro de las condiciones laborales y de vida de las personas.
Para el representante legal de la Liga Sindical Obrera Mexicana, Audi llevó al sindicato a una disyuntiva tener que aceptar una oferta que en realidad implicaba una reducción real de su salario, que estaba por debajo de la inflación o tener que estallar la huelga.
Esa acción la emprendió sabiendo perfectamente que el sindicato carecería de Fondo de Resistencia, lo cual claramente fue un acto de provocación, añadió.
Por otra parte, la LSOM, que actualmente tiene representación en las empresas 3M y Goodyear, reconoció la valentía de los sindicalizados de estallar la huelga ante ofrecimientos de aumento inaceptables.
Cabe recordar que la primera oferta fue una negociación trianual, con cero por ciento de aumento en el primer año, mientras que en la segunda propuso 5 por ciento global, en la tercera, 6.5 por ciento; y 7 por ciento en la cuarta. Fue hasta la quinta que elevó a 10.2 puntos porcentuales.
Esta última sí fue aceptada, aunque no por una amplia mayoría, pues el 66.3 por ciento votó a favor, mientras que el restante 33.7 por ciento lo hizo en contra.