Sin duda alguna Eduardo Rivera Pérez logró –este domingo– un día exitosamente mediático en su camino a ser el candidato de la oposición al gobierno de Puebla, al lograr el cobijo del panismo nacional y local, junto con el respaldo de Claudio X. González, el artífice del Frente Amplio por México (FAM); al no enfrentar protestas o conflictos durante los dos actos que organizó por su segundo informe como edil de la capital; además de inaugurar un nuevo tipo de discurso, más efusivo, más agresivo y con algunas frases populares.
La parte más relevante fue cuando expresó: “Aquí demostramos –refiriéndose a Puebla, en la elección de 2021— que la coalición –opositora— sí funciona, que da grandes resultados, y así estoy seguro que así va a ser en nuestro país, ¿A poco no, mi querida Xóchitl?”, al dirigir sus palabras a Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial del FAM, que fue ovacionada con tímidos gritos de: “¡Presidenta!”.
Esa parte se puede interpretar como un importante espaldarazo, o mejor dicho el lanzamiento un “buen salvavidas”, de Eduardo Rivera a Gálvez, en un momento crítico de la senadora panista en que es vapuleada por todas las encuestas, es abandonada por los articulistas que la ensalzaron hace cuatro meses y que ha prendido “las alarmas” en el Frente Amplio por México, donde ya se analiza la viabilidad de cambiar de candidata ante su evidente fracaso.
Tiene mucho significado lo ocurrido porque lo normal es que Xóchitl Gálvez tendría que haber sido la que le diera su respaldo a Rivera en su proyecto de ser el abanderado de la oposición al gobierno estatal de Puebla, lo que acaba exhibiendo la profunda debilidad política de la aspirante presidencial, que necesita urgentemente ser rescatada, pues el grueso de la opinión pública, faltando 8 meses para la elección, ya la da por derrotada.
El ánimo alicaído de la legisladora panista contrastó severamente con la efusividad del alcalde que, narró ante un abarrotada Arena GNP, cómo hace dos años remontó 20 puntos para ganarle a Morena –en la contienda electoral del municipio de Puebla– y ahora, utilizando por primera vez un discurso entonado advierte que, va a hacer “temblar a sus opositores”; además de que se estrenó con el uso de frases como “carajo”, sin caer en la frivolidad de Gálvez, que se ha ganado la fama de a todo responder con gracejadas y palabrotas, sin nunca profundizar en nada, lo que ha llevado a no ser tomada nunca en serio.
Pero no todo estuvo bien en el informe
Hasta acá todo bien en la primera ocasión en que Eduardo Rivera ya habló más como candidato que, como alcalde de la ciudad de Puebla, sin dejar de cumplir con los protocolos institucionales del segundo informe de labores como presidente municipal.
Sin embargo, no todo fue fortaleza en este “súper domingo” del panista más poderoso y mediático de la entidad poblana.
La notable ausencia en el informe de Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, el presidente nacional del PRI, y de otras figuras importantes de la cúpula priista, como Rubén Moreira, Beatriz Paredes o Enrique de la Madrid, por citar algunos casos, es muestra de que en el tricolor no acaban de estar convencidos en el proyecto político de Eduardo Rivera.
No se necesita profundizar para entender esa ausencia de los priistas. La respuesta la ofrecía ayer mismo Marko Cortés, el líder nacional del PAN, al advertir que las candidaturas, en 2024, a la gubernatura y la alcaldía de la ciudad de Puebla, son exclusivamente para candidatos panistas. En particular, la capital –destacó— “no es para nuestros aliados”.
Eso plantea dos aspectos: el primero es una pregunta básica ¿entonces que gana el PRI con hacer una alianza con el PAN rumbo a los comicios del próximo año?, luego de que el tricolor ha exigido la candidatura de la Angelópolis, en donde se empezado a perfilar la figura de la senadora y expresentadora de televisión Nancy de la Sierra, quien ha cobrado mucha relevancia –en los últimos días– por su deserción de la 4T y su reincorporación al Partido Revolucionario Institucional.
Un segundo aspecto es que Eduardo Rivera está mostrando que no viene construyendo una buena alianza electoral, pues hay una situación de peso: el PAN no puede ganar la gubernatura sin los votos del PRI.
O lo correcto, es decir, el PAN necesita de los sufragios que le quedan al tricolor, luego de que una parte importante de la estructura territorial y electoral del Partido Revolucionario Institucional ya está jugando en la cancha de la 4T.
Pareciera que la soberbia y ambición desmedida del PAN se está imponiendo por encima de la posibilidad de construir una coalición opositora robusta y competitiva.
Otro punto débil: luego de que terminó el segundo acto de Eduardo Rivera de este domingo, el ánimo festivo del evento no estaba contagiado en algunos líderes locales del PAN, así como del PRI y el PRD. Había una pregunta sin respuesta: “¿Y luego de esto qué sigue?”
Y es que se ve con mucho pesimismo que pese a la acontecido durante el segundo informe de gobierno, no se percibe a un Eduardo Rivera que ya esté dispuesto a hacer campaña electoral. Entendida como salir a recorrer el estado para ser conocido por el grueso de la opinión pública y empezar a posicionar un proyecto de la oposición para competir por la titularidad del Poder Ejecutivo.
La dirigencia nacional del PAN, así como varios dirigentes locales del FAM, ven con mucho pesimismo la idea de Rivera de programar las actividades proselitistas para el próximo año.
Todos advierten que la ventaja electoral de la 4T es tan grande que, si Rivera no empieza a trabajar en el territorio del estado, ni con milagros podrá acercarse a los índices de intención del voto de Morena, cuyos aspirantes por la candidatura a la gubernatura llevan meses y años haciendo proselitismo, construyendo alianzas y sumando cuadros del PAN, del PRI y el PRD.