La economía del centro del país, integrada por Puebla, Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Querétaro y Tlaxcala, reportó una contracción de 0.4 por ciento durante el primer trimestre de 2025, de acuerdo con el más reciente Reporte sobre las Economías Regionales del Banco de México (Banxico). El documento advierte que la caída en la actividad económica se debe principalmente al descenso en los sectores de minería y construcción, mientras que las actividades terciarias, como el turismo y el comercio, apenas lograron compensar el retroceso generalizado.
En el periodo analizado, la construcción en el centro mostró una contracción de 1.4 por ciento, profundizando la tendencia negativa que arrastra desde el cierre de 2024. El informe señala que la reducción del componente público fue determinante, pues contrarrestó el ligero aumento observado en la obra privada. “El desempeño de la construcción pública estuvo determinado por la disponibilidad y entrega oportuna de recursos públicos, así como por el avance de obras de infraestructura”.
La minería, otro sector clave para la zona, también experimentó una disminución de 3.3 por ciento, arrastrada por la menor extracción de minerales y la falta de inversión en proyectos estratégicos. Empresarios del ramo atribuyeron la caída a la incertidumbre regulatoria y a la inseguridad en el transporte de insumos y productos terminados.
El sector manufacturero logró un crecimiento marginal de 0.1 por ciento, impulsado por la demanda de autopartes y maquinaria para exportación. Sin embargo, directivos de la industria automotriz y de vehículos pesados advirtieron que la inseguridad en el traslado de mercancías y el incremento en el costo de insumos, agravado por la depreciación del peso frente al dólar, siguen limitando el potencial de recuperación.
“La falta de seguridad en el transporte de mercancías dificultó el tránsito tanto de producto terminado como de insumos”, señalaron representantes del sector.
En contraste, el comercio y el turismo mostraron señales de resiliencia. Las ventas en establecimientos comerciales aumentaron 1.3 por ciento, apoyadas por el dinamismo de la demanda por alimentos y productos básicos. El turismo, medido por el número de cuartos ocupados en hoteles, creció 1.1 por ciento, impulsado por la celebración de eventos y la llegada de visitantes nacionales y extranjeros.
No obstante, la percepción empresarial sobre el futuro inmediato es cautelosa. Los índices de expectativas sobre demanda, personal contratado e inversión en activos fijos para los próximos doce meses registraron reducciones en comparación con el trimestre previo, reflejando el ambiente de incertidumbre que prevalece en la zona.
Entre los principales riesgos identificados por los directivos destacan el deterioro de la seguridad pública, la persistencia de la incertidumbre comercial con Estados Unidos y la posibilidad de que la inversión pública en infraestructura sea menor a la esperada.