El PRD poblano obtuvo el pasado 1 de julio el resultado electoral más catastrófico de sus 29 años de existencia. Sin embargo, la dirigencia estatal, encabezada por Jorge Benito Cruz Bermúdez y Vladimir Luna Porquillo, se niega a hacer un balance, una evaluación rigurosa, a responder acerca del saldo negativo de los últimos comicios. El pasado 25 de julio, en una reunión del Comité Ejecutivo Estatal del partido la única valoración que se hizo se redujo a cinco palabras: “No nos fue tan mal”.
Luego del 1 de julio, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD ha realizado varias reuniones con las dirigencias locales del partido, principalmente donde hubo elección de gobernadores, para hacer un balance de los comicios.
Solamente los líderes perredistas de Puebla se han negado a acudir al llamado del CEN del instituto del sol azteca, en una actitud de no rendir cuentas ante nadie de un desastre electoral que se busca ocultar con el supuesto triunfo de la panista Martha Érika Alonso Hidalgo, en la elección de gobernador.
Posterior a los comicios del 1 de julio, en el PRD poblano no se había realizado ninguna reunión de la dirigencia local del partido, hasta que la semana pasada se convocó a una sesión del Comité Ejecutivo Estatal para aprobar el informe de gastos del secretariado de Finanzas. Ahí, Jorge Benito Cruz Bermúdez, el presidente de esta fuerza política, improvisó un balance electoral que se redujo a lo siguiente:
“No nos fue tan mal”, fue la única definición que alcanzó a esgrimir, bajo el argumento de que el PRD contribuyó, de manera definitoria, a que Martha Érika Alonso, la candidata de la coalición “Por Puebla al Frente”, pudiera obtener la constancia de mayoría en la elección de gobernador.
Fuera de esas palabras, no hubo ninguna otra argumentación, no se analizaron los índices de votación ni el número de alcaldías, regidurías, diputaciones locales y federales que se perdieron con relación a las posiciones que todavía tiene el PRD poblano.
Tampoco se comprometió alguna sesión especial de la dirección estatal o del Consejo Estatal del partido, para analizar los números que esta agrupación obtuvo en las urnas.
Todo mundo sabe que no se quiere hacer este balance por 2 razones fundamentales:
La primera es que Jorge Benito Cruz Bermúdez es un personaje ajeno, que no se identifica con el PRD, y que se prepara para dejar este fuerza política en un par de meses, fecha en que supuestamente se debe de renovar a la dirección local perredista.
Y la segunda, es que a los hermanos Vladimir y Roxana Luna Porquillo lo único que les ha interesado es lograr el control del partido para de esa manera negociar con el morenovallismo, luego de que abandonaron la senda de ser críticos y opositores del ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
Si se hace un profundo análisis de la debacle perredista, sin duda quienes se llevan la peor parte son los hermanos Luna Porquillo –que manejan la secretaría general del partido–, ya que ambos controlaron y pusieron a dos terceras partes de los candidatos a alcaldes y regidores, así como a algunas diputaciones locales. En casi todos los casos, salieron derrotados.
Para nadie es un secreto que el PRD poblano, en los primeros números después de la contienda, había perdido el registro estatal como partido político. Su índice de votación –se dice– que era de apenas el 2.7 por ciento del total de sufragios, es decir estaba abajo del límite del 3 por ciento.
Sin embargo, hubo una maniobra de última hora del morenovallismo y la agrupación de izquierda le ayudaron a llegar al 3.1 por ciento para que pueda seguir participando en procesos electorales locales.
El mayor fracaso se vivió en la disputa de las alcaldías. Durante la gestión de los dos anteriores presidentes del PRD, Eric Cotoñeto Carmona y Socorro Quezada Tiempo, el partido gobernó en 26 municipios a lo largo de los dos primeros años de la gestión municipal que está por concluir.
En el año 2016, el morenovallismo logró que 12 ediles perredistas se pasaran a las filas del PAN.
Y hasta la fecha de la destitución –a cargo de las morenovallistas del PRD– de Socorro Quezada como presidente del partido, había 10 alcaldes que se mantenían leales al Partido de la Revolución Democrática.
Ahora, el PRD únicamente va a tener 9 alcaldes. De ellos, tres ediles en cuanto rindan protesta seguramente van a dejar las filas del partido.
Se trata de los alcaldes electos de San Pedro Yeloixtlahuaca, San José Acateno y Los Reyes de Juárez, quienes en realidad son militantes de PAN, pero por asuntos de cuotas en la coalición “Por Puebla al Frente”, los acabaron registrando como aspirantes perredistas.
Es decir, en términos reales el PRD va a tener seis alcaldes, una cifra que nunca tuvo, ni cuando era un partido abiertamente opositor al PRI y el PAN. Ahora que ha sido un aliado del morenovallismo, tendrá su peor presencia en la entidad.
Sin contar que por primera vez no tendrá un diputado plurinominal en el Congreso local, una situación inédita en sus casi tres décadas de existencia.
Se supone que el PRD tendrá dos diputados locales en el Congreso del estado, pero eso podría por acabarse de esfumar.
Liliana Luna, quien ganó una diputación por el distrito de Huauchinango, se sabe que estaría valorando la posibilidad de pasarse a las filas de Morena.
Y el otro diputado electo del PRD es Armando Avendaño, un ex dirigente sindical del magisterio, quien ha sido ajeno a esta fuerza política y por ser parte del grupo político del ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas lo anotaron como aspirante perredista.